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Joaquín Rábago

Chomsky, Tariq Ali, Daniel Ellsberg y otros, en defensa de Julian Assange

Un grupo de intelectuales, artistas y defensores del derecho de la libertad de información y los derechos humanos han publicado un libro dedicado a la defensa jurídica del creador del portal Wikileaks, el australiano Julian Assange, cuya extradición reclama EEUU (1).

Entre quienes han contribuido al mismo figuran el famoso lingüista estadounidense Noam Chomsky, el escritor británico de origen paquistaní Tariq Ali, el artista y disidente chino Ai Weiwei, los periodistas John Pilger, Serge Halimi y Patrick Cockburn o el más veterano de los denunciantes, Daniel Ellsberg, conocido por destapar el escándalo de "los papeles del Pentágono".

Recluido en una prisión de alta seguridad británica, la de Belmarsh, como si se tratase de un peligroso terrorista, en régimen de aislamiento, que está afectando a su salud tanto física como psíquica, Assange corre el peligro de ser entregado a Estados Unidos, donde le aguarda un castigo ejemplarizante que podría llegar a los 175 años de cárcel.

Las autoridades le acusan de violación de las leyes de espionaje así como de conspiración para cometer un delito informático por la publicación de miles de documento confidenciales, entre ellos cables diplomáticos, que revelaban la implicación directa de EEUU en crímenes de guerra tanto en Afganistán como en Irak.

Aquellas filtraciones, publicadas en su día por los principales medios de todo el mundo revelaron la responsabilidad directa de miembros de las Fuerzas Armadas de aquel país en torturas y asesinatos de civiles y periodistas, entre ellos el de nuestro compatriota José Couso.

Crímenes por cierto por los que nunca tendrán que rendir cuenta la superpotencia, que no reconoce la jurisdicción de la Corte Penal Internacional y ha amenazado incluso con sanciones a los jueces de ese tribunal si siguen adelante con una investigación sobre los crímenes de guerra cometidos en Irak.

Las revelaciones de Wikileaks representaron un nuevo y definitivo golpe a la ya muy mermada reputación internacional de un país que ha querido presentarse siempre como líder del mundo libre y defensor de los derechos humanos. Siempre, eso sí, de que no se trate de aliados que acogen sus bases militares y le compran armamento.

Hace un par de días, un grupo de médicos británicos y de otros países escribió una carta abierta a la ministra del Interior británica para denunciar las penosas condiciones de detención de Assange en Belmarsh y en la que advertían del peligro de que muriese allí si no se le trasladaba a un hospital.

Tras ser sacado por la fuerza el pasado abril de la embajada ecuatoriana en Londres, donde había permanecido encerrado desde 2012 tras ser acusado de unos delitos sexuales en Suecia, finalmente no del todo esclarecidos, Assange fue encerrado en esa prisión de alta seguridad por violar en su día las condiciones de libertad condicional, y todo apunta ahora a que este país terminará entregándolo a la venganza de EEUU.

Muchos de los medios de comunicación internacionales que se aprovecharon en su día de las filtraciones de Wikileaks, han terminado volviéndole la espalda a su fundador y han publicado artículos de opinión que ponen en cuestión su carácter y le atribuyen una personalidad narcisista, sin que parezca preocuparles lo que pueda sucederle.

Y en EEUIU, tanto republicanos como demócratas hacen piña para condenar, incluso antes de que se le juzgue, a alguien que ha sacado las vergüenzas, no de un partido concreto, sino de toda una clase política.

(1) "In Defense of Julian Assange". Coordinador: Tariq Ali. OR Books.

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