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La papeleta

Pere Rostoll

En el abismo

El Bloc Nacionalista Valencià murió como marca electoral el 25 de mayo de 2003 después de que su entonces líder, Pere Mayor, se quedara a las puertas, como había ocurrido también cuatro años antes, de franquear la barrera del 5% de los votos que facilitaba el acceso a las Cortes Valencianas. Desde entonces, la nueva dirección encabezada por Enric Morera tomó otro camino ante la evidencia de que, solo con la identidad como argumentario electoral, el recorrido era muy corto. Y optó por sumar hacia la izquierda con un mensaje más amplio y transversal. Forjó el primer Compromís junto a EU con unos resultados modestos pero que permitieron al Bloc situarse en las instituciones. Y, posteriomente, junto a una de las grandes corrientes de EU, liderada por las diputadas Mónica Oltra y Mireia Mollá, y a grupos ecologistas cuadraron una coalición que a partir de 2011 ha facilitado al valencianismo político los mejores resultados electorales de su historia; su mayor cuota de poder en el ámbito municipal y autonómico; y, a pesar de las dificultades, una representación con cierta continunidad en Madrid. Es evidente, sin embargo, que Compromís no funciona bien como organización. No tiene ningún sentido que una marca con un peso institucional tan grande viva pendiente del chalaneo, el mercadeo de las cuotas, la exclusión de la participación de centenares de afiliados independientes y la inestabilidad en sus decisiones. Pero una cosa es corregir todo eso. Y otra muy diferente es provocar un escenario tan diabólico que, aunque de puertas hacia fuera se diga lo contrario, solo conduce al abismo de la ruptura a un instrumento electoral que, con todos sus defectos, ha protagonizado una historia de éxito. Ese es el decorado que dibuja la posición que esgrimió en sus declaraciones del pasado fin de semana la actual secretaria general del Bloc, Àgueda Micó, y que ayer apuntaló el conseller Vicent Marzà con su aspiración, apoyado por jóvenes que ya no recuerdan el duro pasado del partido y por el sector más soberanista, a tomar el liderazgo de Compromís a sabiendas de sus dificultades en parte del territorio; de que gran parte del Bloc empezando por Morera siguiendo por Joan Baldoví, aunque se vaya a mantener formalmente neutral, y acabando por los principales colectivos de Alicante apuesta por reforzar más Compromís ampliando las actuales alianzas; y de obviar a sus socios de Iniciativa que, por cierto, le hicieron el vacío en esa puesta de largo. Es evidente que en esta crisis tiene culpa el Bloc por una fractura sin cerrar desde su anterior congreso pero también Iniciativa, incapaz de moverse un milímetro para mejorar Compromís. Y el problema es que, de seguir por esa vía, quizá, en poco tiempo no habrá nada que liderar.

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