Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La Tauromaquia también existe

¡Bendita normalidad! Lo peor, claro, es que muchos quieren acabar con esa armonía que les irrita las entendederas de su visión reaccionaria y antídoto

Entre las noticias que van y vienen sobre cambios de apoderamientos, de cuadrillas, hasta de responsables de ganaderías, el invierno taurino va tomando forma como un capítulo más de la normalidad en el toreo y en la vida. ¡Bendita normalidad! Lo peor, claro, es que muchos quieren acabar con esa armonía que les irrita las entendederas de su visión reaccionaria y antídoto.

La tauromaquia existe, claro. Como Teruel y tantas realidades que quizá sean incómodas para algunos pero que se empeñan en ocurrir y seguir teniendo vigencia en tantos y tantos lugares y ante tantas y tantas personas. Algunos se han atrevido a olvidar y ningunear a las gentes del toro y del campo, a quienes viven y fomentan una relación directa y sana entre los humanos y su entorno. Y esos mismos partidos que se han puesto de perfil con el toreo o directamente lo han atacado, cuando surge una formación política que defiende abiertamente el mundo de los toros (además de otros temas menos loables) y se alza en menos de un año al tercer puesto en número de escaños electos, no reconocen esa relación de causa-consecuencia. Sí: el apoyo a los toros también ha colaborado al aumento del apoyo ciudadano a Vox. Quien lo niegue es porque no quiere ver la realidad. Al resto de partidos les debería servir de lección para, de una vez por todas, quitar la tauromaquia del tablero político de prohibiciones y tratarla como lo que es: una realidad más del patrimonio cultural español que debe de ser gestionado y favorecido por las administraciones públicas, representantes de la voluntad del pueblo. Porque si siguen atentando tan frontalmente contra las señas de identidad del pueblo, acabarán por aumentar el apoyo a los palabreros de mentes estrechas y mensajes populistas, que tanto calan en la gente por su simplicidad de miras.

La tauromaquia existe, por supuesto. Y tiene su arraigo social innegable. En Almoradí, por ejemplo, se rindió homenaje a Vicente Fernández « El Caracol» el pasado 15 de noviembre. Y este mismo jueves, sin ir más lejos, se llenó la sala principal del Museo Taurino para escuchar la conferencia de Justo Polo sobre la presidencia de los espectáculos taurinos, sobre todo los de Madrid, donde ejerció el conferenciante. Y ayer mismo se celebró un año más la Gala Taurina organizada por la tertulia taurina Amigos de Nimes, con más de cien personas, y en la que se reconoció la labor de la Asociación Cultural Taurina El Moralet, el Canal Toros de televisión (en la persona del periodista Germán Estela), la Banda Sinfónica Municipal y el matador de toros Antonio Pérez « El Renco», en el vigésimo aniversario de su alternativa. Y todo ese grupo de aficionados no es más que una representación de los cientos de miles que acuden a los festejos alrededor del toro en nuestro país, y también en muchos otros. Y entre ellos, gentes de toda condición y de todo color político. A ver cuándo se convencen. Y seguro que más de uno se ha decantado por cambiar su voto a quien le ha prometido sin ambages defender esa tauromaquia que para muchos es una manera de entender la vida. Y no se puede entrar a juzgar la ética del voto a la ultraderecha por motivos así. La culpa no es de Vox, sino del resto de partidos que han hecho dejación de funciones no solo respecto a las gentes del toro y del campo, sino en muchos otros asuntos de la vida y del país.

Existe la tauromaquia, señores políticos. Como Teruel, Cantabria, Galicia, Cataluña, Murcia y todos los territorios y las personas a las que ustedes han pedido el voto. Como en Alicante, donde sigue siendo una de las manifestaciones más importantes en número de asistentes; donde es protagonista indiscutible durante las Hogueras, fiestas que nacieron al socaire de la fiesta taurina; donde nutridos grupos de aficionados dotan de contenido al invierno, que se ha adelantado este año, con actividades de todo tipo; donde su plaza de toros sigue siendo uno de los edificios más visitados, y su museo uno de los más concurridos. A ver si, por fin, ya se dan por enterados.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats