«En realidad, nada conocemos, pues la verdad yace en lo profundo».

Demócrito (s. V-IV a. C.) filósofo y matemático griego.

El Ayuntamiento ilicitano, y con ello el municipio en su conjunto, se ha sumado esta semana de manera decidida a la celebración del Día Mundial del Retrete, que aunque hasta ahora era una efeméride ignota para la mayor parte de la ciudadanía, existe y está promovida por la ONU. Se desconocen los motivos por los que se le había pasado esta celebración a un consistorio tan atento y proclive a conmemorar todos los días internacionales que figuran en el calendario de tan alto organismo, pero bienvenida sea esta subsanación. Y no es broma: la falta de saneamiento es causa de enfermedades y muertes en buena parte del mundo. Un tema serio que merece el apoyo de todas las personas de bien y que es de esperar que cuente con la oportuna moción en el próximo pleno. Más que nada para comprobar si Vox vota también en contra, como es costumbre en estos asuntos promovidos por la dictadura progre. «Esto no es más que otro burdo ardid social-comunista-catalano-masónico-feminista para meternos con calzador la ideología de género [sanitario, en este caso]», podría argumentar la portavox, como sucedió, sin ir más lejos, el mes pasado con la propuesta en apoyo al Día Internacional de la Niña, y volverá pasar con el de la violencia contra la mujer (25/11) y otras jornadas sospechosas de adoctrinamiento. Con la excepción, tal vez de los días internacionales del Atún (02/05), de la Vida Silvestre (03/03), de las Legumbres (10/02) y de las Montañas (11/12), en las que si no apoyar, al menos sí cabría la abstención.

Y es que en este asunto del retrete, como en todo en la vida, siempre habrá quien defienda la vuelta a las más rancias esencias aliviatorias patrias frente a modernos inventos diabólicos, como el váter ese con chorrito hacia salva sea la parte; y reivindique a ultranza el legado de María Sarmiento, quien proclamó, justo antes de ser impelida por un vendaval, que al comer y al evacuar, prisa no te has de dar. Celebremos, pues, esta incorporación a nuestro apretado calendario local de efemérides solidarias internacionales y pensemos en los necesitados de sanitarios cada vez que tiremos de la cadena (y si después se hacen donativos a la causa, mejor).

Coincidiendo con la conmemoración retretil, esta semana también hemos tenido la confirmación (una más) de que la empresa del Mercado Central augura una larga y tortuosa batalla en los tribunales de justicia y cualesquiera otros que hubiera o hubiese, si hay una declaración unilateral de interrupción (DUI) del contrato por parte del bipartito. No ha trascendido si en las excavaciones arqueológicas, junto a los enterramientos y otros restos urbanos pretéritos, se ha detectado algún evacuatorio medieval, o al menos renacentista. Un hallazgo que, de haberlo, reforzaría sobremanera el argumentario del gobierno local a favor de la rescisión, al entrar también la ONU en liza en este asunto, tras la Unesco, el Icomos, el Misteri, Cuatrecasas, el Síndic de Greuges, el Consell, la Acequia Mayor del Pantano, Aigües d'Elx, el Consorcio de Bomberos del Baix Vinalopó, asociaciones y colectivos ciudadanos, empresariales, vecinales y ecuménicos de diversa índole y condición y, a poco que se lo pida alguien, probablemente también la OTAN.

Llegados a este punto aporístico, revisemos cómo está el percal, con la ayuda de un cuadro sinóptico y varios diagramas de Ishikawa. Anoten: la parte contratante de la primera parte (el Ayuntamiento) quiere que la parte contratante de la segunda parte (Aparcisa) desista voluntariamente del contrato, con el subsiguiente pago por las molestias causadas, o de lo contrario, lo rescindirá unilateralmente, pero la parte contratante de la segunda parte dice que no moverá ficha hasta que la parte contratante de la tercera parte (los placeros) no se pongan de acuerdo con la parte contratante de la primera parte, dado que existe, a su vez, un contrato entre la parte contratante de la segunda parte y la parte contratante de la tercera parte, no obstante lo cual la parte contratante de la tercera parte dice que no tiene nada que acordar con la parte contratante de la primera parte que no sea cumplir el contrato que firmaron la parte contratante de la primera parte y la parte contratante de la segunda parte (verbigracia: nuevo mercado con parking), por lo que la parte contratante de la segunda parte avisa de que solo se avendrá a una salida negociada si la parte contratante de la tercera parte y la parte contratante de la primera parte se ponen de acuerdo, y que en caso contrario, si hay una DUI, la parte contratante de la segunda parte lanzará en los tribunales contra la parte contratante de la primera parte la madre de todos los pleitos y reclamará la abuela de todas las indemnizaciones, a lo que la parte contratante de la primera parte espeta a la parte contratante de la segunda parte (y de carambola, también a la parte contratante de la tercera parte) que si tiene arrestos que pleitee, que arrieros somos y en la profundidad del refugio nos encontraremos.

Y así es cómo, utilizando tretas propias de la agüeleta engorraora, la empresa ha pasado la patata caliente regada con salsa tabasco a manos de los placeros, por si no tenían bastante quebranto en este asunto. Si no llegan primero a un entendimiento con el gobierno local, Ayuntamiento y Aparcisa no se sentarán a negociar y quedarán como los malos de esta película de terror gótico racionalista. Para achucharles todavía un poco más, el gerente de la concesionaria suelta que si acontece tal avenimiento entre la primera y la tercera partes contratantes, el acuerdo entre la segunda y la primera será pan comido (con un poquito de jamón). Así de simple. Más de uno y de una se quedó con la boca desencajada y los ojos como platos combinados. Carlos González, que seguía la comparecencia de la empresa en el Centro de Congresos a través de un sistema de streaming camuflado en las gafas de un infiltrado socialista, dio un brinco en su sillón, con tal brío que fue a dar con la cabeza en la lámpara de su despacho y por poco no aterriza sobre uno de los cuadros de Vicente Verdú donados por la familia del insigne escritor y artista, que estaba colgando en esos momentos en las paredes de la Alcaldía.

Prestamente convocó el alcalde a su equipo de gobierno y les lanzó una orden ejecutiva: desde ya mismo, todos a comprar al mercado provisional, a sonreír a los placeros, a mostrar empatía y amabilidad, y a interesarse por sus respectivas familias. Y seguidamente conminó a los ediles de políticas inclusivas, Mariano Valera; de comercio, Felip Sànchez, y de cooperación, Mariola Galiana, a preparar para antes de la campaña navideña la conmemoración del Día Internacional del Amable y Simpático Placero Ilicitano (DIASPI), con lectura de manifiesto en la Plaça de Baix y suelta de globos incluidas. Ah, y que se coloquen retretes portátiles para el acto. Por si acaso.