Hace unos días, el president de la Generalitat, Ximo Puig, y la consellera de Innovación y Sociedad Digital, Carolina Pascual, presentaban la Estrategia de Inteligencia Artificial de la Comunitat Valenciana, una apuesta interesante llena de ambición en línea con el desafío que supone esta cuarta revolución, donde los algoritmos, las apps, la informática y los datos son los principales protagonistas de ese nuevo modelo que avanza a pasos agigantados y donde nuestro país como el entorno europeo, juegan ya en desventaja porque no han sabido contrarrestar con los tiempos de los grandes competidores periféricos Estados Unidos y China.

No obstante, la apuesta de esta estrategia es ambiciosa y con aras transformadoras que hace que miremos con optimismo y no con recelo las posibilidades que puede brindar para ese cambio de modelo productivo, que se presenta con mayor valor añadido y que desde UGT, es el que venimos reivindicando, y digo con optimismo, porque somos conscientes de las dificultades en las que se encuentra sumergido nuestro mercado de trabajo, inmerso en desigualdades, con alta temporalidad, con un tejido empresarial de pequeña y mediana estructura, en definitiva con unas circunstancias que generan incertidumbre y zozobra en la población activa que no está preparada para afrontar la disrupción que suponen estos cambios.

Pero no es precisamente ahí, donde quiero hacer llegar mi reflexión, sino más bien, en los recursos necesarios que necesitamos para desarrollar esta apuesta de la Generalitat. Estamos a tan solo unos días de celebrar una acción más, que recuerda que, al margen de las diferencias, se unificaron las voces y exigencias de sindicatos, del conjunto empresarial, de un amplio tejido asociativo y vecinal, así como de partidos políticos para reivindicar una financiación justa y adecuada para nuestra Comunidad Valenciana.

Esa financiación necesaria, que nos puede permitir, llevar a cabo esta estrategia, este cambio transformador del modelo, que incentiva al desafío de la utilización de la innovación y la creatividad en los sectores productivos, que nos pueda permitir atraer y hacer retornar el talento investigador, una financiación necesaria para la inversión en la educación desde edades primarias, propiciando interés en aquellas formaciones académicas vinculadas al mundo del big data que logre combatir con las brechas de género existentes que desperdician la capacidad femenina, pero además que nos permita ejecutar mejoras en las infraestructuras, en el crecimiento de las empresas y el fortalecimiento de la industria sin perder el horizonte de un escenario y circunstancias que respeten a los desafíos del cambio climático, la agenda social y a la generación empleo de calidad y con derechos.

La cadena humana del próximo día 22, es una manera más de reivindicar al Gobierno de progreso que se forme, que la sociedad valenciana necesita de esa financiación adecuada y justa para atender a las desigualdades que se han generado y que nos afecta como ciudadanía.