Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Los turistas deben sentirse en la Costa Blanca como en su propia casa, no hay otro secreto

Ferran Adrià lo dejó claro hace dos semanas en Benidorm, cuando trasladó a hoteleros y hosteleros que la calidad es ofrecer un menú ajustado y bueno para todos los bolsillos

La feria de turismo de Londres, la World Travel de Market, ha marcado esta semana el arranque de la nueva temporada turística en una Costa Blanca que, de momento, demuestra fortaleza para capear dos de los temporales que más han afectado al sector turístico en los últimos tres años. De una parte, la consolidación de la recuperación de los destinos del Mediterráneo Oriental, Túnez y, sobre todo, Turquía, cuya ocupación turística crece por encima de los dos dígitos cada año y, por la otra, el posible efecto negativo del Brexit, porque, de momento, los británicos son tan europeos (léase comunitarios) como los alemanes, belgas, portugueses, franceses y holandeses, por citar algunos de los mercados complementarios al inglés.

¿Qué debemos temer entones? Tranquilidad, pero sin bajar la guardia. El sol y la playa siguen siendo valores seguros, pero a las puertas de una nueva desaceleración económica hay que estar muy atentos, aunque poco se pueda hacer además de seguir dando calidad a precios ajustados. Es decir, que los empresarios se estrujen las meninges para lograr mantener la fórmula que ha colocado desde finales de lo años 70 del siglo XX a la Costa Blanca en general, y a Benidorm en particular, como los destinos top del turista medio (no nos engañemos es el que tenemos de Europa.

No obstante, incluso los visitantes más humildes no son ya, hoy, los que llegaban de la mano de los turoperadores hace 40 años a alojarse en unos hoteles que, prácticamente, se habían diseñado para ellos. La demanda es cada día más exigente y un estibador del puerto de Liverpool reclama ahora mismo la misma calidad del servicio que un lord de Canterbury. La Costa Blanca, pero cada vez resulta más complicado luchar en un mercado global donde a tan sólo media hora más de viaje desde cualquier punto de Europa, y hablamos de Turquía, el trabajador de Manchester que en Benidorm se conforma con un hotel de tres estrellas, encuentra allí complejos de lujo de miles de metros cuadrados, con tres empleados por cliente y una calidad de servicio excelente. Algo que ya ha sacudido con fuerza, por ejemplo, a Baleares traducido en el descenso del turismo alemán, seducido por los kebaps y lo que no son kebaps.

El otrora gigante económico no se libra de la desaceleración económica y, en esos casos, las personas inteligentes lo primero que hacen es comparar precios y elegir la opción más asequible. Hoy, la costa turca es como la de la provincia de finales de los setenta pero con la calidad y servicios del siglo XXI y, afortunadamente, cada vez vez más tranquila por el enfriamiento yihadista.

Los hoteleros con años en esto del turismo llevan advirtiéndolo desde hace tiempo. El Brexit preocupa por la posible devaluación de la libra, sí, pero el sector turístico provincial tiene que estar más preocupado por otros factores. Por lo que sucede a nivel comercial en el Mediterráneo Oriental, por la necesidad de acometer la transformación digital, por el cambio en los hábitos de los turistas (más viajes a lo largo de todo el año y, por lo tanto, mayor reparto del presupuesto para las vacaciones), por la cada vez mayor presión de los apartamentos, legales e ilegales, y, para colmo, ahora se añade la tan cacareada crisis climática. No porque la elevación del nivel del Mediterráneo vaya a llevar la primera línea del mar hasta Polop, sino porque, como aseguran los expertos, los veranos van a ser verdaderos veranos en toda Europa y, si hace buen tiempo, no hará falta salir del Tirol o de Londres para buscar el sol en Calp o Torrevieja. Todo está cambiando.

¿A qué apelamos entonces? La primera vez que escuché al secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, proclamar la necesidad de practicar la hospitalidad con los turistas he de confesar que me sonó a chiste. ¿Hospitalidad? Pues claro, no le vas a tirar el arroz a banda a la cara al cliente que elige tu terraza, o contestar con un estufido si al taxista taxi la carrera le parece corta. Algún caso conozco.

Pero, qué quieren que les diga... Pasados los meses, hay que admitir que a Colomer no le faltaba la razón, y, por ello, creo que es acertado lanzar ese mensaje de que siempre serán recibidos a los turistas británicos que puedan pensar en quedarse en casa por aquello del Brexit. ¿Dónde van a estar ustedes mejor que en un hotel o en una calle repleta de pubs que les recuerde al frío Manchester pero a 21 grados en pleno invierno? El modelo es el que tenemos desde que el desaparecido turoperador Claxons trajo al primer turista inglés a Benidorm, y con esa baza debemos jugar.

Ahora que parece que van a venir duras, sigamos al pie de la letra la afirmación de hace una semanas de Ferran Adrià en Benidorm. Calidad es dar un menú del que estar orgulloso por 15 euros. Ese turista se volverá encantado y repetirá. No podemos estar esperando que nos llegue el cliente rico y caprichoso dispuesto a pagar lo que se le pida por un arroz con bogavante a las 4 de la madrugada. Ese no es el turista de la Costa Blanca. Hemos conseguido que los turistas se sientan en cualquier municipio de la provincia como en su casa. Ese es el objetivo, que nadie lo olvide.

La alerta está ahí. Un informe del «lobby» Exceltur sobre el comportamiento del sector turístico para el último trimestre de este año corrige a la baja la generación de riqueza. En concreto, el crecimiento global del PIB previsto para 2019 va a caer cinco décimas, del 1,9% al 1,4% debido a la crisis de la quiebra de Thomas Cook y al retraso del comienzo del programa del Imserso. La patronal exige al Gobierno que salga de las urnas un plan renove en los destinos turísticos basado en la incorporación de las nuevas tecnologías en los destinos turísticos inteligentes.

A lo largo de este año se ha detectado que los hoteles que están plenamente tecnificados tienen mayor competitividad, como lo demuestra el hecho de que en la Costa Blanca, el 30% de las plazas hoteleras se reserva ya directamente en las webs de los establecimientos o en plataformas como Booking.

Los expertos consideran que una buena transición tecnológica es tan clave como evitar los efectos negativos del Brexit, de los que, de momento, escapa la provincia, como así lo demuestran el 1,9 plazas ofertadas esta temporada baja por las compañías aéreas en el aeropuerto de Alicante-Elche con destinos al Reino Unido, un 4,4% más que en el periodo 2018/2019.

Buenos datos pero no nos durmamos porque en turismo nadie se duerme.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats