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Test sobre nuestras defensas

Visto que la extrema derecha, que vivía en estado latente en la derecha, ha aflorado con pujanza, visto que la derecha y el llamado centro-derecha no rehúyen su abrazo de oso, sino que lo gozan y disfrutan (al menos en el sentido de obtener frutos de poder), pagando los favores con dádivas regresivas, y visto, en fin, que la táctica de hacer como si no estuvieran ahí no impide que crezcan, al buen demócrata solo le queda el voto si quiere impedir que la cosa pase a mayores.

Así que, en el fondo, la votación del 10N será un verdadero test de la capacidad de la sociedad española para generar anticuerpos frente al peligro involutivo. Tanto puede suceder que esa reacción antirreaccionaria se produzca, como que la extrema tenga un avance aún mayor del augurado. Desde luego no parece el mejor momento para que el buen demócrata de marras se quede en casita a ver qué pasa, pero allá él.

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