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La viajera infinita se despide del Sol

La sonda "Voyager 2" sale, tras 42 años de viaje, de la zona con viento solar y se adentra en el espacio interestelar

El futuro tenía lugar en noviembre de 2019. Ese mes, en el que estamos inmersos ya, era el lejano, sombrío y lluvioso tiempo nipón en que tenía lugar "Blade Runner", el clásico de Ridley Scott estrenado en 1982. Noviembre de 2019 era el mes en el que, en un monólogo que hoy suena a adolescente de doblete, aquel replicante llamado Roy Blatty nos confesaba: "He visto cosas que jamás creeríais". Así que por fin hemos llegado al futuro y empezamos a ver cosas que los niños de los setenta jamás creeríamos. Como, por ejemplo, la entrada en el espacio interestelar de la sonda "Voyager 2", aquel mensaje en la botella que la NASA lanzó al espacio junto a su gemela "Voyager 1" en 1977, el mismo año en que los cruceros imperiales de "Star Wars" asomaron por la Tierra en un memorable arranque cinematográfico. Las "Voyager" eran la encarnación de la exploración espacial. Estaban diseñadas para llegar hasta el infinito y más allá. Desde Cabo Cañaveral despegaron, además, portando aquel disco de oro cuyo contenido inspiró Carl Sagan, con una selección de música, imágenes y características de la especie depredadora que se atrinchera en este pálido punto azul que flota en el espacio. Eran, en cierta medida, unas portadoras de esperanza que nos iban a acompañar toda la vida. Porque las "Voyager" llevan cuatro décadas manteniendo el contacto y porfiando en su viaje, cargadas con el mensaje de que somos inteligentes y nos gusta la belleza. El pasado 5 de noviembre de 2018 -hace ahora justo un año, como se acaba de conocer- la "Voyager 2" llegó al espacio interestelar, la región que se abre tras el límite en forma de burbuja producida por el viento solar. Es el segundo objeto humano que llega tan lejos. Su hermana, la "Voyager 1", lo hizo en 2012. Está a 17.702 millones de kilómetros del punto en que usted lee estas líneas, tan lejos que la información que envía tarda 19 horas en llegar. Según Ed Stone, del Instituto de Tecnología de California, que lleva en la misión desde 1977, la nave ha superado todas las expectativas. "No sabíamos que podría vivir lo suficiente como para llegar al borde de la burbuja e ingresar al espacio interestelar". Pero lo ha conseguido, ha llegado "donde las partículas cargadas que salen del Sol a una velocidad supersónica se encuentran con un viento interestelar más frío que sopla desde las supernovas que explotaron hace millones de años", explica poéticamente Hannah Devlin en "The Guardian". La "Voyager 2" dará mejores datos sobre la heliosfera que su hermana y antecesora, que tenía roto desde 1980 el instrumental para medir estos datos. Se estima que a mediados de la próxima década ambas enmudecerán por falta de energía. Pero seguirán en órbita alrededor de la galaxia "durante 5.000 millones de años o más. Durarán más que la Tierra", dice Bill Kurth, del equipo de seguimiento. Así que si algún día, en el futuro más lejano, alguien pudiera interrogar a estas viajeras quizá sería oportuno responder aquello de: "Yo he visto cosas que vosotros no creeríais. Atacar naves en llamas más allá de Orión. He visto rayos-C brillar en la oscuridad cerca de la Puerta de Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".

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