La Vía Parque es la escasa herencia que nos ha quedado del legendario proyecto del Triángulo Alicante-Elche-Santa Pola. Al albur de la necesidad de mejorar la conexión entre Alicante y Elche, para potenciar económica y demográficamente la provincia, surgió el vial que en el tramo ilicitano hace dos décadas que está finalizado, mientras en el término municipal alicantino se ha convertido en la obra de nunca acabar, con la que se nos quiere dar gato por liebre. El proyecto fue concebido como una carretera tipo bulevar con cuatro carriles de circulación, dos en cada sentido, por cuya zona central tenía que moverse un tranvía. Los distintos responsables de Obras Públicas en la Generalitat se olvidaron del tranvía y por falta de dinero decidieron que en el último tramo en Alicante fueran dos y no cuatro los carriles de circulación. De esta manera, queda garantizado el colapso de tráfico en la conexión de la avenida de Orihuela con el PAU I. El Consell no tiene dinero y quiere acabar la obra de cualquier manera para que no le reprochemos que la tiene pendiente, pero Alicante no debe consentirlo. La ciudad no se lo merece y el Consell nos lo debe.
