Llevo unos días dándole vueltas a la cabeza para encontrar una obra literaria, frase hecha o aforismo que me sirva como pretexto para describirles, sin aburrirles demasiado ni enojarles más de lo que la mayoría de ustedes deben estar, la sensación que me está causando todo este asunto de elecciones en bucle, campañas absurdas y debates inanes.

Primero pensé en la novela del egregio Miguel Delibes El disputado voto del señor Cayo, pero reparé en que ya habíamos hablado de ella anteriormente (víd. Esperando a Godot del 14 de julio de 2017). Además, las circunstancias actuales en nada se parecen a las de los tiempos de la transición que describe la novela. Luego concluí que todo este asunto me parecía un esperpento, como los que describe Don Ramón María del Valle Inclán en Luces de Bohemia, pero son tantos los esperpentos patrios que también, y perdonen que me vuelva a citar a mí mismo, se había analizado esa obra en esta misma sección (víd. Esperando a Godot del 17 de noviembre de 2017).

Abrumado por estas reflexiones decidí dar un repaso a la prensa, en busca de algún asunto relevante, que me sirviera de inspiración para hallar un tema que fuera de la suficiente trascendencia para compartir con ustedes alguna reflexión al respecto. Pero, al contrario de lo que perseguía, lo único con lo que me topé fue con una noticia en cuyo titular se hablaba de un señor cuyo nombre no había oído nunca: un tal « José Guirao».

Perdonen ustedes mi ignorancia, que a buen seguro he dejado patente semana tras semana, por no saber que el señor Guirao es, nada más y nada menos, que el ministro de Cultura en funciones; hecho del que tuve constancia tras leer la noticia en Información cuyo titular rezaba: «La cesión de la Dama de Elche vendrá si hay un proyecto "a la altura" donde el busto no quede aislado». Añadiéndose a continuación la siguiente entradilla: «El ministro de Cultura abre hoy en Elche la puerta al préstamo temporal de la pieza si hay un proyecto que asegure la conservación y contextualice el arte ibérico con otros hallazgos de nivel».

Pero no sólo hizo el señor Guirao (ahora ya sé quien es) promesas respecto a nuestra pieza arqueológica más icónica, de momento (porque como sigan arreglando tuberías los de Aigües d'Elx van a encontrar un templo mesopotámico en la plaza de las Flores), sino que también declaró al hablar sobre el Misteri que (sic) «...podría prepararse una subvención nominativa pero como no se aprobaron los presupuestos tendrá que estudiarse en las próximas cuentas generales».

Declaraciones del ministro de Cultura, del PSOE claro, acompañado del secretario general del PSOE de Elche y del alcalde de Elche, también del PSOE, en plena campaña electoral, hablando de un inminente regreso temporal de la Dama de Elche y de un maná, en forma de subvención, para el Misteri. Todo ello, claro está, en caso de que los ilicitanos y los españoles votemos bien esta vez y le demos a Pedro Sánchez una mayoría suficiente para gobernar en solitario o con la aquiescencia del resto de grupos, que deben ser buenos y dejar gobernar a la lista más votada (siempre que esa lista sea del PSOE, naturalmente).

¡Eureka! Claro, ¿cómo no lo había pensado antes? Si esta situación de pasacalles en los que aparece un supuesto líder o alto cargo, seguido de un grupo de cargos, en relevancia y número acorde con la jerarquía del primero, me recuerda a algo, es a las surrealistas y disparatadas escenas de las películas del genial cineasta valenciano Luis García Berlanga y, más concretamente, a una de sus obras maestras: Bienvenido, Mr. Marshall.

Muchas veces se recurre al tópico de que la realidad supera a la ficción, y en esta ocasión lo sucedido no contradice esta sentencia. Si en la película de Berlanga Don Pablo, el alcalde del pequeño pueblo de Villar del Río, recibe la visita del delegado general, para anunciarle la inminente llegada de una delegación de alto nivel del gobierno de los Estados Unidos para incluir a la villa en una especie de «Plan Marshall», a Elche llegó el señor Guirao para hacer las promesas que ya conocen ustedes. Esperemos que se cumplan, pero si no es así demandaremos a nuestro alcalde que salga al balcón del Ayuntamiento y nos diga aquello de «Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación que os debo os la voy a pagar».

De todos modos, estamos en campaña electoral, por lo que las situaciones berlanguianas, e incluso kafkianas, se repiten. Cómo si no íbamos a tomarnos la explicación que el señor José Luis Ábalos, ministro de Fomento en funciones, ha dado para justificar los datos del paro del mes de octubre -casi 100.000 desempleados más- diciendo que ese aumento se ha producido porque «hay más confianza en encontrar un trabajo». Esta explicación sí que es «impagable».