Es raro que en un debate electoral el presidente del Gobierno en funciones mire a las musarañas, desentendido, cuando se le interpela directamente hasta cinco veces por sus futuros acuerdos políticos. Es raro que ese mismo debate se celebre el día antes de conocer los datos del paro por imposición del mismo Pedro Sánchez. Igual de raro que Sánchez no haya encontrado desde el martes el momento de valorar el aumento del desempleo.

Es insólito que un presidente del Gobierno sea expedientado por utilizar con fines electoralistas la Moncloa. Es insólito e insultante que un ministro del Gobierno socialista llamado Jose Luis Ábalos justifique el incremento del paro por la mayor confianza en encontrar un empleo. Han temblado las paredes de la desvergüenza nacional. Y saldrá a la calle como si nada. Parece una broma del peor gusto.

Que con los socialistas haya crisis económicas no es raro. El problema para los españoles es que solo saben hacerlas crecer y no resolverlas nunca. Estamos ante una desaceleración que ya repercute en el aumento del desempleo y que cobra fuerza en la realidad cotidiana, en los indicadores más solventes y en los datos inapelables. Y uno de esos datos es que casi 100.000 españoles han perdido su puesto de trabajo en el último mes. Enfrentarse a este hecho con paños calientes, autocomplacencia, distracciones, negativas y ofensas como la de Ábalos es la mejor manera (ya lo hemos padecido antes con este mismo PSOE) de agrandar la brecha, multiplicar el sufrimiento y extender la penuria. Esta vez no podemos permitirnos el lujo de perder el tiempo.

Ante una emergencia nacional, la solución no puede venir nunca de quien solo tiene como objetivo mantenerse en el poder a cualquier precio, de quien no tiene ningún proyecto ni territorial, ni social, ni económico para España, a quien solo mueve la demagogia y el tancredismo. Sánchez es hoy un polo de atracción del peor horizonte para nuestro bienestar. Por eso, hay que volver la vista al partido que ya ha demostrado antes que sabe enfrentarse con eficacia a los problemas, el Partido Popular. Ya tuvimos que hacerlo ante la grave crisis anterior creada por el Partido Socialista y donde solo el PP pudo levantar al país, con mucho sacrificio de todos los españoles y que aún estamos pagando. Mucho nos tememos que esta inestabilidad económica pueda repetirse con el añadido de la inestabilidad política.

Es preciso acometer un plan para nuestra economía, con bajada de impuestos, flexibilidad en la contratación, una tarifa plana para autónomos y recuperar el prestigio internacional de España. Es imprescindible contar con un gobierno estable, presidido por Pablo Casado que genere confianza y comprometido con cinco pilares fundamentales: una revolución fiscal para reactivar la economía; un mercado laboral pujante y competitivo; una formación adaptada a las nuevas necesidades de nuestras empresas; una reducción de las trabas administrativas que ponen palos en las ruedas de los emprendedores y retomar las reformas que mejoran nuestra competitividad.

Si el domingo no empezamos a trabajar en ello el resultado no será otro que la subida de impuestos, el aumento del paro y la crisis económica y social. Todavía hay remedio. Votando al Partido Popular para que Pablo Casado pueda ser Presidente de Gobierno. Porque Pablo Casado es garantía de creación de empleo, bajada de impuestos, crecimiento económico y social, y de la unidad de España.