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La papeleta

Pere Rostoll

Las facturas del Botànic, por Pere Rostoll

Habrá, finalmente, cuentas de la Generalitat para 2020. A pesar de la dificultad que suponía elaborar un documento tan complejo con la inestabilidad política que se vive en Madrid y sin ningún tipo de referencia por un escenario económico que funciona con las previsiones de un presupuesto del Estado de hace dos años, el Consell aprobó ayer una previsión de gasto que consolida el ciclo expansivo de 2019 con otro crecimiento aunque mucho más modesto. Y que, sin ninguna duda, deja bien parada a la provincia tanto en el reparto de la inversión territorializada con el volumen más alto de la historia y partidas para atender a la Vega Baja como en la primera aparición en unas cuentas de la conselleria de Innovación, que roza los mil millones con otro impulso al Distrito Digital.

Los números y la intención es buena. Pero ahora falta que el Consell sea capaz de gestionar esas propuestas en un escenario desfavorable con incertidumbre política en España, malas previsiones económicas y con el casi seguro incumplimiento a corto plazo, gobierne PSOE o PP, de la promesa de reformar la financiación autonómica. Durante semanas, el conseller de Hacienda, Vicent Soler, barajó con insistencia la posibilidad de una prórroga. No hubiera sido una mala solución desde el punto de vista de la gestión. Un presupuesto tan expansivo concede margen para poder realizar modificaciones. puntuales y capear el temporal. Pero era una alternativa nefasta para la imagen de un gobierno de coalición que afronta el primer año de su segundo mandato tras la victoria electoral del mes de abril.

Ocurre, sin embargo, que la elaboración de un presupuesto condicionado por un proceso electoral como el que viviremos el próximo 10-N y, además, en un tiempo récord, es campo minado para las tensiones dentro de un Consell en el que ya no existen, ni de lejos, las complicidades del primer mandato. Y en el que, además, los socialistas y Compromís siguen girándose todavía las facturas de un adelanto electoral que marcará la difícil relación de la izquierda en esta legislatura.

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