En los pasados años el debate entre nueva y vieja política ocupaba buena parte del relato, y de las campañas electorales. Sin embargo, todo envejece de forma vertiginosa en la actualidad. También la política, que se ha convertido en un bien escaso que sobrevive entre campaña y campaña electoral.

Por eso desde Compromís-Más País entendemos que el plebiscito a resolver en estas Elecciones Generales del 10 de noviembre versa en la confrontación Política Útil versus Política Inútil.

Y sobre eso va este artículo, donde trataremos de explicar que es aquello que entendemos por política útil.

La política útil es garantizar acuerdos y gobiernos progresistas como hemos hecho con el Botànic, y no, como ha pasado en Madrid, obligar a volver a votar a la ciudadanía. Nos ha llevado a un bloqueo político causado por un irresponsable partidismo tacticista y unos excesos de personalismo que han llegado a extremos poco edificantes. Una pelea de gallitos donde al señor Sánchez habría que recordarle que cuidado con los experimentos de Moncloa que los cargan las derechas de Colón (y si no que se lo pregunten a Rajoy) y al señor Iglesias que más Borgen y menos Juego de Tronos. Y no seré equidistante. Mayor responsabilidad, bastante más, tiene quien era el encargado de formar gobierno.

Frente a esto, frente al bloqueo, lo decimos alto y claro, el pegamento que representa Compromís en esta tierra para dar solidez al Botànic, servirá para pegar un pacto progresista en Madrid. Nuestros diputados/as servirán para el acuerdo, para el sí. Con condiciones programáticas lógicas y reivindicaciones territoriales a exigir. Pero nunca poniendo por delante los intereses partidistas a los intereses generales.

La política útil significa recordar que la política va más allá de Catalunya, y del uso interesado y bastardo del conflicto catalán. Que ya nos toca a nosotros, y estamos hartos de aplazamientos sistemáticos del problema valenciano. Es prioritario resolver la indecente financiación autonómica y la ilegítima deuda histórica de la Generalitat Valenciana.

La política útil significa encontrar las fórmulas para garantizar de forma sostenible pensiones dignas; entender que la emergencia climática representa el mayor desafío de la agenda política; que hay que seguir dando pasos hacia la igualdad real de las mujeres; que habrá que ser valientes buscando sistemas de repartir mejor el trabajo; que la reforma laboral hay que derogarla porque quiebra la negociación colectiva y genera precariedad laboral; que los jóvenes deben poder acceder a una vivienda y es urgente pinchar la burbuja del alquiler, que hay que prepararse desde posiciones progresistas, ajenas al austericidio, ante la nueva desaceleración económica que parece avecinarse? Y sí, que hay que afrontar el problema de Catalunya. Ojo que también es un problema del modelo de democracia española, no lo olvidemos.

¿Cómo? Ahora mismo, siendo todo el mundo más prudente y responsable, rebajando el tono y no tirando leña al fuego, ya mejoraría bastante la cosa. Y de cara al futuro poniendo luces largas en la política, evitando las tentaciones de judicializar de forma perenne la cuestión o aventuras unilaterales, impulsando con inteligencia, honestidad y empatía el diálogo bilateral, y trabajando -sin urgencias, pero con paso firme- en la definición de una hoja de ruta pactada y consensuada donde la población catalana pueda expresar democráticamente su encaje con el resto del Estado.

Y teniendo claro que, con la misma rotundidad que condenamos cualquier atisbo de violencia, consideramos inútiles los discursos del odio, la confrontación y la mano dura de las derechas y los ultras que tan solo consiguen en separar más a una buena parte de la sociedad catalana de una futura propuesta de reencuentro. Separan y no unen, y empujan a la sociedad española a un modelo de democracia autoritaria donde la recentralización y la involución de derechos serán sus señas de identidad. Un modelo alejado del espíritu de la transición al que invoca la derecha de forma interesada y nada consecuente.

Y, por último, la política útil desde una posición alicantina significa que nunca más vamos a tener unos Presupuestos Generales como los vigentes de Rajoy y Rivera. Una burla intolerable a Alicante y sus comarcas, perpetrada con el silencio cómplice de los representantes alicantinos de la derecha, que después se dan cínicos golpes de pecho provincialistas.

Por todo ello, yo votaré a Compromís-Más País. Nada extraño y poco destacable. Lo verdaderamente importante es que, más allá de tu cabreo, tú vayas a votar. Que sigas garantizando con tu voto una mayoría progresista que nos permita avanzar, y que esta vez votes a quien nunca te habría llevado a esta repetición electoral. Seremos útiles porque la política debe serlo. El acuerdo es la política útil.