Del 26 de octubre al 3 de noviembre se celebra la XXIV edición del Festival Medieval de Elche. Como director artístico uno se plantea hacer un diseño que contemple diversos contenidos escénicos: teatro, música, danza, esgrima escénica, verso clásico, prosa dinámica... Dirigirlo me sugiere hacerlo no olvidando el pasado del que proviene y teniendo muy presente el día a día en el que nos movemos.

Y lo primero es que un festival se construye para las personas; que un festival está arraigado a un lugar, a una historia, a unos hechos, a una idiosincrasia que lo hace único, espléndido, y a veces distinguido o único. A la par, debe ser generoso: es decir, tratar bien o muy bien a los ciudadanos para los que se diseña, invirtiendo esfuerzo y recursos. De otra manera, dejaría de ser festival para ser otra cosa, una feria o una exhibición de eventos, pues el grado de compromiso, presupuesto y participación en el mismo variaría sustancialmente: esa es la diferencia.

El de Elche se caracteriza porque la época en la que acontece, a diferencia del resto de festivales del Estado que se concentran de mayo a agosto, aproximadamente, lo que le aporta un punto de privilegio. En segundo lugar se caracteriza por el asentamiento del Mercado Medieval, que, aunque no es exclusivo de nuestra ciudad, si hace que, por rutina, nos hallamos acostumbrado a alternar y disfrutar de la animación de personajes -juglares, mendigos, malabaristas, etc.- o sorprendernos conobjetos o comidas exóticas que descubrimos dentro de su variopinto circuito visual, oloroso y sonoro. Por último, aunque primero en importancia indiscutible, se caracteriza por la representación del drama sacro-lírico del Misteri, protagonista incuestionable y reclamo esencial, básico y principal del ya vetusto festival. Dado que el Misteri en otoño solo se representa los años pares, se debe procurar que en los años impares exista o se cree algún acto o evento cercano al mismo, como así se contempla en la programación de esta edición. Añadir que el Festival de Elche se centra en promocionar la época que conocemos como el medievo, dilatado hacia el Renacimiento, o tocando sutilmente como una sombra alargada lo que conocemos como Barroco español con nuestro singular teatro clásico. Se nutre de propuestas teatrales, musicales, de danza, animación en calle o plaza, combate escénico, etc., integrando a todos los públicos.

Estos elementos diferencian a nuestro festival del resto de la geografía nacional. Pero no solo eso, pues si nos centramos en la Comunitat observamos que complementa la oferta cultural que a lo largo del año se da en nuestra tierra: La Mostra de Teatre de Alcoi de mayo-junio, el Festival de Teatro Clásico de Peñíscola en julio, Sagunt a Escena de agosto, o la Muestra de Autores contemporáneos de Teatro de Alicante en noviembre, etc. También debemos destacar que coincide con Todos Santos, que muchos aprovechan para visitar a los familiares fallecidos o para hacer una escapada vacacional que fácilmente puede coincidir con el acercamiento a la representación del Misteri, en los años pares, y al festival y su mercado.

El Festival de Elche responde a la llamada de encuentro que año tras año nos convoca para escuchar leyendas o fábulas galanas. El tiempo escénico es un tiempo común, compartido y fastuoso que nos dedican y ofrecen los comediantes, para contarnos historias atávicas y ancestrales que nos acercan a nosotros mismos como humanos que respiran un mismo aire y brillan con un mismo sol, como hace más de 500 años.

Los espacios de la representación están organizados en torno a la iglesia y al castillo o fortificación feudal. ¿Debemos buscar esa identidad espacial? El Festival optimiza los espacios de la representación, y eso favorece el acercamiento del ciudadano. Los espacios se encuentran en un perímetro de unos centenares de metros: el Gran Teatro, el Palacio de Altamira, claustro y capilla de las Clarisas, plaza de Santa Isabel, plaza del Congreso Eucarístico, Basílica de Santa María, Traspalacio, plaza del Raval, iglesia San José y claustro, ermita de San Sebastián... lugares únicos, integrados en la vecindad... Como vemos, lo religioso y lo profano en lo medieval están casi junto, también en el siglo XXI.

La intención e idea quiere crear una entidad única y diversa que atienda a cada una de las partes y al todo en su conjunto. Es lo que se conoce como unidad de estilo y de trato. Con lo primero, queremos decir que todo gira alrededor de una idea central que envuelve todas las acciones; con lo segundo, se confirma y se acentúa el festival como un conjunto de actos abiertos a diversos públicos en edad o apetencia artística. Igualmente, se busca propiciar y asentar el debate y el dialogo entre creadores y público favoreciendo los espacios de encuentro para el intercambio de idea y opinión sobre las propuestas escénicas, con la intención de consolidar lo que llamamos escuela de espectadores, liceo informal de tertulia y reflexión en torno a un café, que fomente el dialogo y la información tan necesarios en el siglo XXI en el que vivimos.

Los parámetros por los que se mueve o sus líneas maestras son:

1. Quiere potenciar el encuentro con el público; en primer lugar, porque se hace para la ciudadanía y porque es una acción única que nos revaloriza asistiendo al arte de la interpretación, de la música, de la danza...

2. Integra la parte didáctica, necesaria a los eventos, informando, exponiendo, creando opinión; cuidando y compartiendo una programación pensada y organizada en torno a una idea, editando un esfuerzo cultural informativo que centre los debates y guie hacia los acontecimientos.

3. Invita a participar a los colectivos locales de teatro, música, danza, etc., a mostrar su creatividad; en todo caso la participación o no de las creaciones locales serán siempre tenidas en cuenta atendiendo al rigor en el trabajo, a la idoneidad temática o de la época y a la dedicación y profesionalidad.

Así mismo, pretende:

4. Interconectar con otros Festivales de Teatro o Música del Estado Español (Alcoi, Almagro, Peñíscola, Mérida, Alcalá, Olmedo, Cáceres, San Javier, Sagunt, etc.), favoreciendo el intercambio de experiencias o actos.

5. Organizar un abanico de disciplinas artísticas cercanas al hecho teatral, como son los talleres, encuentros, master class, presentación de eventos, debates...

No olvidemos que el espíritu del programa entreteje lo vetusto con lo moderno, lo contemporáneo con lo antiguo, manteniendo lo que de esencial e independiente del paso del tiempo permanece: lo humano y lo ancestral, recuperando para sí un puñado de siglos de historia y, trayéndola a nuestros días, manteniendo la llama viva de lo artístico y escénico -sea en teatro, danza o música-, realizado siempre por y para las personas.

Igualmente apuesta por colaborar con otros eventos medievales y por recuperar textos asombrosos de antaño, que nos acercan al Misteri como representación o noticia.

Para concluir, debemos mencionar el novedoso rescate de la simbología iconográfica de la ciudad, a través de su heráldica, conservada en algunos edificios y calles: ruta de los escudos de armas de familias de Elche, circuito teatralizado, didáctico y familiar.

Todo ello aderezado con un acto de Recepción y Bienvenida, en el comienzo, y una Despedida o fin de festival como cierre, con los correspondientes fuegos artificiales que clausurarán la XXIV edición.

Estas son las ideas que me han movido a imaginar este Festival, así como a optimizar, en espacio compartido y tiempo común, las propuestas estéticas de poetas, creadores, bailarines, danzantes, actores, directores, autores... que nos han legado un gran tesoro, que en su conjunto forma la idiosincrasia de un pueblo del que todos formamos parte, tanto el Arcipreste de Hita cuando escribe El Libro de buen amor, en el siglo XIV, como Joanot Martorell con su Tirant lo Blanc, Fernando de Rojas con La Celestina, Los Milagros de Nuestra Señora, de Berceo, Rodrigo de Cota con Diálogo entre Amor y un viejo, o los autores anónimos de La Danza de la Muerte, La Epístola moral a Fabio, El Lazarillo de Tormes y otros. El medievo, con ser (eso dicen) una época escasa en creaciones literarias dramáticas va a generar una eclosión exuberante de textos de todo tipo; muchos de ellos quedarán localizados en lo que conocemos como época medieval y otros nos llegarán a lo largo de los siglos hasta nuestros días. Algunas de esas creaciones tendremos el placer de contemplarlos.

El Festival nacía hace treinta años; desde entonces ha nutrido a nuestra ciudad de espléndidos trabajos artísticos, como ustedes recuerdan. Y es único en su medio. En el otoño, con temperatura templada, ambiente relajado y a veces con lluvia refrescante, se nos ofrece amable.

Acudan. Siéntanse invitados. Es para ustedes.