Una apostilla que siempre hay que tener en cuenta, que los prudentes saben manejar como nadie, y en la que los vehementes caen con asiduidad. La posibilidad de que el Hércules volviera a deleitar a su afición tras el fracaso y mal juego desplegado en Andorra, era ciertamente remota, aunque posible, sobre todo teniendo en cuenta que el equipo al que debía enfrentarse, el Ebro, construido para mantenerse y poco más, no era ni de lejos asimilable al filial de los azulgrana. La posibilidad de que este Hércules maneje los partidos venideros, Cornellá y Castellón a domicilio y Lleida en casa, es incierta dado el recorrido hasta la fecha, por mucha ilusión que que hayan generado los dos últimos partidos celebrados en el Rico Pérez.

La prudencia lleva a atemperar los ánimos, y por ello debiéramos ver como una chiquillada de patio de colegio lo acontecido en el penalti que supuso el tercer gol herculano en las postrimerías del partido, con un rifirrafe entre Jona, el delantero sin gol, y Carlos Martínez, el goleador que se siente maltratado, que debiera resolver con urgencia y dosis de esa psicología que dicen tiene el entrenador Jesús Muñoz. La misma cautela con la que sería bueno seguir los pasos del equipo en adelante, sin esperar milagros que de la noche a la mañana cambien radicalmente los resultados y juego del equipo, pero exigiendo salir de la zona peligrosa cuanto antes, pues el conformismo acomodaticio de la petulancia puede llevar a que el camino se haga ímprobo, extenuante como la pasada temporada se le hiciera al Castellón, hoy disfrutando de los puestos de privilegio.

Acceder a la zona de promoción, en las circunstancias que se encuentra el club de Zarandieta, depende casi tanto o más de los que le preceden, que son muchos y acostumbrados a pelear por los puestos de cabecera, que de lo que sea capaz de dar y hacer el Hércules de aquí a la jornada 38. Por muy buena que sea la recuperación herculana, si los conjuntos que marchan por delante y doblando los puntos conseguidos por el Hércules, no tienen alguna que otra racha negativa similar a la herculana, las posibilidades son escasas, por no decir inexistentes, de que el cuadro de Muñoz dispute este año la promoción de ascenso. No hay que decir nunca jamás, pues en el deporte las gestas son parte esencial del mismo y su historia, pero el pragmatismo nos lleva a la cruda realidad, sin tener que acudir al refranero popular « las cosas que empiezan mal suelen terminar de igual manera», o a la aplicación del odioso Murphy y sus leyes, no es menos cierto que enmendar el caos de este arranque es propio de los trabajos del Hércules mitológico.