Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Semana y media

Un zurrón de desatinos

Lunes

Romería

Cualquiera que haya asistido a un desfile en la Castellana sabe que aquello es un picnic de gente de orden que invariablemente abuchea a los políticos socialistas y vitorea a los de derechas y a la cabra de la Legión. Lo único que me extrañó anteayer de esta tradicional cacerolada fue que Revilla no continuase su tarea evangelizadora abandonando el palco para recriminar a los revoltosos, lo que habría justificado que después explicara en televisión durante varias horas que él y Sánchez (por este orden) son imprescindibles.

Los desfiles militares se han deshilachado en España a fuerza de excentricidades como el uniforme de fallera valenciana de la UME, los invitados exóticos que nadie sabe qué pintan allí marcando el paso y la absurda pretensión de disfrazar un espectáculo bélico de quermés circense que redondeó un bendito paracaidista estrellándose contra una farola. Pensé que era imposible superar tanta frivolidad, pero entonces apareció en el cielo una avioneta de la Agencia Tributaria para clausurar la parada.

Tiene su lógica castrense: la Hacienda española no captura prisioneros.

Martes

Charada

Admito que no logro seguir los razonamientos del Tribunal Supremo. No me refiero a sutilezas jurídicas, sino a una perogrullada que se insinúa varias veces en la sentencia: como la rebelión no podía triunfar, no hubo rebelión.

Esto permite especular interminablemente acerca del delito imposible o de si comete un robo frustrado o una gansada quien intenta atracar con una pistola de agua a un tipo que resulta ser un GEO fuera de servicio. El Tribunal Supremo viene a decir que los acusados perpetraron una chapuza y no una rebelión, aunque sí son culpables de sedición, una figura de menor gravedad.

Todo esto es tan apasionante como superfluo porque, en primer lugar, sólo la absolución evitaría el motín y, en segundo, porque es la Generalitat la que debe velar por el cumplimiento de la condena, con lo que Junqueras y el resto de sediciosos malversadores disfrutarán de un régimen carcelario que hubiese envidiado Al Capone en su jaula dorada de Alcatraz.

Sospecho que Rivera y Casado apoyarán a Sánchez hasta que sea evidente la burla y Torra inutilice la sentencia con una sobredosis de beneficios penitenciarios.

MIércoles

Los nuestros

Como el Tribunal Supremo ha desechado que lo ocurrido en Cataluña el 1-O contuviera «violencia preordenada», no sé si el festín de estragos con que ha sido acogida la sentencia es un estimable desorden público o una rabieta tumultuosa. El problema es que Sánchez tampoco parece tenerlo claro y duda si afrontar el tiberio con el «ya escampará» apático que fue divisa de Rajoy o personarse en Barcelona con los rayos de Zeus en el carcaj del BOE. En cualquier caso, yo conjeturaba ingenuamente que Casado y Rivera serían pacientes con él durante al menos un día, pero olvidé que dentro de unas semanas tendremos elecciones y no hay nada como las urnas para prescindir de los periodos de gracia. La democracia posee una infatigable querencia por la inoportunidad y probablemente en ello resida su encanto. Otra derivada de este delicioso caos es que PSOE, PP y Ciudadanos tendrían que haber pactado hace mucho tiempo una estrategia constructiva y altruista, pero esto sería tanto como pedirles grandeza en su hora más difícil y para qué vamos a engañarnos.

Jueves

Los otros

A medianoche he leído que un grupo de vecinos había formado un cordón de protección alrededor del cuartel de la Guardia Civil en Manresa y constato la inmensa lejanía con aquella época ortodoxa en que la Guardia Civil formaba el cordón y no a la inversa. Había visto unas horas antes la película de Amenábar sobre Unamuno que tanto ha amostazado a tirios y troyanos precisamente porque es Unamuno y no la guerra civil su protagonista. Aunque el director haya intentado hacérselo perdonar después por los ayatolás de lo políticamente correcto, es evidente la asepsia con que presenta a Millán Astray o Franco y su escaso interés por resaltar los hechos antes que la tragedia interior de Unamuno, uno de los representantes oficiosos de la «tercera España». La imagen un tercero elevándose majestuosamente sobre la mezquindad de dos facciones enfrentadas no siempre pretende dignificarle. En Las tres Españas del 36, Preston identifica una España admirable ( Prieto), otra infame ( Millán Astray) y la indecisa antes que doliente ( Madariaga). Amenábar opta por esta España de Unamuno, de Ortega o de Carrasco Formiguera, que tuvo que huir de Barcelona por católico y fue fusilado en Burgos por catalanista.

VIernes

Entrañas

Sánchez ya se ha decidido por la «vía Rajoy», lo que por otra parte es coherente con el pecado original de residir en Moncloa gracias a los condenados y compartir gobierno con ellos en cuarenta instituciones catalanas. Imaginen a un alcalde de Iceta alertando a los «mossos» de que uno de sus concejales anda quemando contenedores. Sánchez asegura que «la moderación es fortaleza», un sofisma ampliamente desmentido desde la Guerra del Peloponeso, y prefiere «modular» la respuesta al pandemonio. Nada mejor que el partido (la marca de agua española junto con la tortilla de patatas y los niños de San Ildefonso) que deben jugar dentro de una semana Barcelona y Real Madrid en el Nou Camp para ilustrar con la precisión de una maqueta nuestro zurrón de prejuicios, cainismo y desatinos. Cabe descartar que se celebre si se prolongan las algaradas y tampoco parece adecuado trasladarlo a Madrid porque el recibimiento a los jugadores del Barcelona podría rozar el amago de linchamiento. La vaquilla de Berlanga descabellada en el punto de penalty. Bismarck decía que España era la nación más fuerte del mundo porque los españoles llevaban siglos intentando destruirla y no lo habían conseguido. Continuará.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats