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Francisco José Benito

La cuarta vía

F. J. Benito

El difícil camino para que Alicante se convierta en puerto base de cruceros

Tras fracasos sonoros y 24 años de intentos fallidos, es necesario replantearse la estrategia

La primera vez que escuché a un cargo público del Puerto de Alicante que Alicante ofrecía un entorno ideal para convertirse en un puerto base para cruceros fue en el otoño de 1995, hace 24 años. Mario Flores, empresario entonces, y hoy también, relacionado con el negocio portuario, acababa de llegar a la Presidencia del Puerto, y uno de sus grandes anuncios fue ese. Hasta ese momento el número de cruceristas que pasaban por Alicante era testimonial y pasarían todavía bastantes años (2003) en construirse la terminal actual para los cruceros, convertida hoy en una especie de instalación multiusos en los que se atiende a turistas, se celebra un banquete de bodas, una fiesta de Nochevieja o, la penúltima, albergar parte de la sede del Distrito Digital, el caramelo tecnológico con el que el Consell aspira a que Alicante se convierta en una especie de «Silicon Valley» del Mediterráneo. Iniciativas, que, y las pruebas están ahí, demuestran, a las claras, que el objetivo que se marcó Mario Flores, y que fueron sumando a su cartera, con más o menos entusiasmo, sus sucesores en el cargo no se ha cumplido dado que ha habido que diversificarse hasta el uso de la terminal.

Hasta el pasado 31 de agosto habían desembarcado en Alicante -si es que bajaron todos- cerca de 46.000 cruceristas, un 22% menos que en los ocho primeros meses de 2018 y, por lo tanto, lejos de poder alcanzarse, salvo milagro, los más de cien mil anunciados para todo el año 2019 por el Ayuntamiento de Alicante, siempre tan dado a lanzar cifras estratosféricas cuando de balances turísticos se refiere. Alicante sigue sin ser puerto base para los cruceros que surcan el Mediterráneo y los dos intentos que ha habido en estos últimos 24 años fueron sonoros fracasos.

¿Qué está pasando entonces? No vamos a comparar Alicante con Barcelona o Mallorca, con casi dos millones de cruceristas hasta agosto, pero València rozó los 300.000 turistas de cruceros, el puerto de Cartagena triplicó en cruceristas al de Alicante y el de Málaga, esa ciudad que siempre se elige como ejemplo a seguir, superó también con creces los doscientos mil. En Alicante, 45.000. Esta semana, se ha celebrado la segunda jornada para aportar ideas para relanzar el Puerto de la mano de la animosa asociación de 60 empresas que forman esa alianza para trabajar por el turismo de cruceros.

Buenas palabras, mejores deseos, previsiones pocas pero, mucho me temo, que volverá a quedarse en lo mismo de siempre. Mantener encendida la llama y trabajar contra el viento, porque la ciudad, sencillamente, no atrae a las grandes navieras para hacerla su base, y Alicante, también en este segmento, no pasa de ser un puerto de segunda por muchas cosas que se hayan hecho en los últimos años. Se ha demostrado, además, que los cruceristas compran poco y consumen menos al arribar en barcos donde tienen «todo incluido», y en los que las navieras ya se encargan de sacarles los cuartos. Y eso que los datos más optimistas, poco explicados, sostienen que cada escala de un crucero deja 260.000 euros en la ciudad.

¿Qué hacer entonces? Pues, al margen de las excursiones que se ofrecen, Alicante debe conseguir que la calle sea una especie de teatro que enganche a los cruceristas que opten por bajar a tierra. Sea domingo, lunes o sábado. La alternativa deber ser mucho más que un autobús turístico que, por ejemplo, no puede meterse por las calles del casco antiguo y ni llega a la Playa de San Juan, o el Saladar de Agua Amarga, ahora que por fin tiene agua y aves. O que los turistas no tengan que jugarse el tipo esperando turno para el ascensor del castillo de Santa Bárbara. ¿Por qué no aprovechar, por ejemplo, el tranvía como vehículo turístico ahora que se ha prolongado al línea que parte de la Plaza del Mar? Para buscar que Alicante sea puerto base de cruceros no se trata solo de ofrecer buenos hoteles y un aeropuerto conectado con toda Europa. La ciudad tiene que ser amable y acogedora y eso no se consigue solo con abrir los comercios y programar un ruta de tapas a las doce de la mañana para unos visitantes que bajan con la barriga llega tras el bufé del desayuno. Si no se reacciona, Alicante irá perdiendo poco a poco protagonismo, sobre todo por las escasas horas de navegación que hay entre los puertos rivales. Un crucero no es como un autobús urbano que para cada cien metros.

Barcelona, Baleares, Las Palmas y Santa Cruz de Tenerife son los cuatro puertos españoles de interés general que se incluyen entre los cincuenta primeros del mundo. Tienen un papel esencial en el mercado de cruceros español, pues aportan cerca del 22% de los pasajeros que se movieron en los principales puertos europeos el pasado año. En el mercado internacional, los americanos siguen ostentando el liderazgo como emisores de pasajeros de turismo de cruceros. En lo que se refiere al liderazgo de los puertos base, desde los que parte o termina un barco su recorrido, los tres primeros lugares los ocupan los ubicados en Florida y la cuarta posición Barcelona.

Los datos son claros. En Europa, los principales puertos de cruceros -no Alicante- crecieron una media del 6% el año pasado, casi el doble que los destinos de EE UU y Caribe, según un ranking elaborado por Seatrade, CLIA y Puertos del Estado, lo cual ilustra muy bien la importancia de este sector estratégico para la industria del turismo en España pero, de momento, y han pasado 24 años, no lo es para Alicante. Barcelona y Baleares son los principales destinos europeos de turismo de cruceros, con el 64% del total en España, casi cinco millones de pasajeros. Siete de cada diez pasajeros de turismo de cruceros europeos, escogen puertos del Mediterráneo como destino preferente, de ahí la oportunidad de que sigan llegando barcos, pero sin la obsesión de que Alicante pueda ser puerto base. Sin embargo, los 260.000 euros que deja en la ciudad cada escala de un crucero es suficiente argumento para trabajar a tope por este sector.

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