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Olvidemos a Lauren Bacall

Ya empezamos. Parte del público del Camp Nou (se supone que aficionados culés, no madridistas infiltrados) pita a Luis Suárez, y cuando Luis Suárez marca un golazo al Inter en el partido de Liga de Campeones el delantero uruguayo se revuelve contra esos aficionados como si fuera un niño que agita ante su mamá un 10 en matemáticas después de un fin de semana castigado por dedicar más tiempo a la Play que a las integrales. Qué manía tiene el Camp Nou, o parte del Camp Nou, con pitar a sus futbolistas. Qué manía tienen los futbolistas, o algunos futbolistas, con desafiar a sus aficiones cuando la tozudez del gol les da, al menos de momento, la razón.

Ocurrió la temporada pasada con Coutinho. Ocurre ahora con Luis Suárez. Algunos estamos hartos de los pitos del Camp Nou y cansados del infantilismo de nuestras estrellas. ¿Qué se puede hacer? Es muy difícil razonar con niños envalentonados por un sobresaliente en Matemáticas. Vamos a intentar razonar con esos aficionados que se empeñan en seguir (mal) el consejo de Lauren Bacall a Humphrey Bogart en "Tener y no tener" y, cuando el equipo les necesita, solo se les ocurre juntar los labios y soplar. Tener una razón para algo no es suficiente para que se produzca una acción. Pero los que creen tener una razón, o muchas, para desconfiar del Barça de Valverde porque Luis Suárez no mete tres o cuatro goles en cada partido, Busquets no es el que era, el precio de Griezmann fue escandaloso, Dembélé se limita a arrancar una y otra vez, Messi se hace mayor y Ansu Fati se hace menor, están convencidos de que tienen todo el derecho a pasar a la acción en el Camp Nou y silbar, silbar y silbar hasta que Lauren Bacall pierda la paciencia. Por supuesto que tienen derecho, pero no la obligación. A menudo se nos quiere hacer creer que el buen culé tiene la obligación de pitar a sus futbolistas para que espabilen, como Sócrates hacía con sus conciudadanos a golpe de preguntas incómodas.

¿De qué sirve pitar a Luis Suárez, a Busquets, a Sergi Roberto o a Messi (todo se andará)? Que no vengan con ese rollo de la motivación, del amor propio, del orgullo y bla, bla, bla. Sócrates era el tábano de Atenas, pero los silbadores de Luis Suárez no son los tábanos del Camp Nou. No es cuestión de ser agradecidos con un tipo que ha metido muchos goles con la camiseta del Barça porque, en fútbol, vales tanto como tu último partido o, en el caso de Messi, quizás el penúltimo. Es que las razones para pitar al Barça en el Camp Nou no serán suficientes para que se produzca la acción de pitar hasta que la sequía de títulos seque los labios de los aficionados. No ha llegado ese momento. Hasta entonces, hay que olvidarse de Lauren Bacall.

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