Con los últimos estertores de la temporada nos llega este octubre entreverado entre calores casi caniculares, los últimos festejos en plazas de primera y los homenajes y recuerdos de variado cariz. Manzanares, sin embargo, no podrá afrontar esta misma tarde su primer paseíllo en la Feria del Pilar de Zaragoza por una inoportuna lumbalgia. Tratará de reaparecer el próximo viernes junto a Enrique Ponce en la alternativa de Jorge Isiegas. Y junto a su presencia en un festival benéfico que tendrá lugar en la Maestranza sevillana al día siguiente, concluirá su temporada española, si no hay sorpresas.
Los homenajes y recuerdos se han sucedido en estos días, con muy diverso matiz. El último viernes, por ejemplo, la afición de Las Ventas despedía a Manuel Jesús El Cid de una plaza en la que, sin duda, el espada sevillano se forjó como torero y cuajó algunos de los pasajes más bellos de su tauromaquia. De no ser por el nefasto uso de la espada, el diestro de Salteras podría ser a día de hoy el torero en activo con mayor número de puertas grandes venteñas en su haber. Pero «solo» cruzó ese umbral de la gloria en un par de ocasiones. Junto a otras cuatro salidas a hombros por la Puerta del Príncipe hispalense, suponen el cenit de su carrera, sin olvidar la lección magistral ante seis victorinos en Bilbao en 2007. Después ya nada fue igual, y su última década en activo deja más sombras que luces. A buen seguro que por aquellos relámpagos con reverberaciones magníficas al natural la afición madrileña lo sacó a saludar hasta dos veces el viernes al comienzo del festejo y luego lo sacó en volandas por la puerta de cuadrillas. ¿Excesivo cariño? De lo que no hay duda es de que El Cid ha sido torero de Madrid.
En la localidad francesa de Aire Sur L'Adour se inauguró el pasado 29 de septiembre el Monumento erigido en memoria de Iván Fandiño, caído en su coso el 17 de junio de 2017. La afición francesa, además, anda levantada en protestas por la intención de prohibir la entrada a menores de 16 años a espectáculos taurinos. El partido del presidente Macron quiere llevar esta propuesta al parlamento galo, y ya todas las asociaciones taurinas del país han mostrado su disconformidad y se disponen a luchar contra semejante ataque. Cercenar esta libertad supone un paso gravísimo. Así empezó todo en Cataluña...
Y en Alicante, en el Museo Taurino ubicado en la plaza de toros, los aficionados rendían sentido recuerdo a la familia Oliver en la figura del inolvidable Juanín, el Rubio de Oro, que nos dejara para siempre allá por el invierno frío de 2002. En la sala de proyecciones del recinto, lo que antaño fuera el salón de la casa del conserje donde correteara con su abuelo Daniel, queda ya para siempre un azulejo que mantendrá más que vivo su recuerdo. En esta plaza de toros fue bautizado, y en su capilla reposan sus cenizas. Los aficionados llenaron los salones del museo para arropar a sus emocionados padres, Juan y Mercedes, y hermanos, Dani y Álvaro, diecisiete años después. Magnífico el perfil de toda la familia y del propio Juanín esbozado por José María Jericó. A uno le toca especialmente esta evocación, la de un amigo, la de un torero. El «Nano» con el alma más grande y transparente nos dejó todo un ejemplo de vida y lucha, de cariño y amor a los suyos. Qué difícil estar a su altura, incluso en estos momentos del recuerdo entrañable. Para la historia queda aquel festival el 21 de marzo de 1999 con Dámaso González, José María Manzanares, Vicente Barrera, El Juli, Paco Cervantes y Álvaro Oliver, y la vuelta al ruedo para la memoria de aquel Rubio de Oro. Y el «Parque Juanín» que se inauguró en julio de 2017 en el Hospital General con aquellos fondos que no sirvieron para salvarle pero sí para endulzar los momentos más amargos de los niños ingresados allí. Y a partir de hoy, también los toreros que salgan a hombros del coso alicantino deben saber que tendrán, justo encima de ellos y para siempre, una mirada azul y cristalina para honrarlos y protegerlos, un ángel de la guarda que siempre bordará una sonrisa de alamares y torería. Eterno Juanín.
