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Pedro Rojas

Opinión

Pedro Rojas

La virgen no te va a salvar

Al ser humano no le gustan las soluciones complejas, las detesta, y eso lo explotan desde que el mundo es mundo quienes quieren tu dinero, tu voto o eso otro que incluye las dos cosas: tu alma. Sin embargo, rara vez los problemas se solventan haciéndote cruces o apretando las palmas de las manos a la altura de la boca. Es verdad que la hemorragia del Hércules tiene una cura difícil, pero forzar rezos en el último segundo únicamente valdrá para morir en paz.

La herida derecha es la que más sangra. El tajo lo ha provocado el recambio de Juanjo Nieto. No haberle encontrado un sustituto sólido lo ha complicado todo. El desequilibrio es evidente y afecta a todos los sistemas, los defensivos y los ofensivos. Atrás, la inseguridad se apodera del equipo; y delante, renuncias a la superioridad que logras con la proyección del lateral. A Álvaro Pérez le sobra precaución y le falta familiaridad con el carril; y a Olmedo, un excelente interior con trazas de extremo, le encuentran la espalda con naturalidad porque lo suyo no es destruir, sino crear.

La pubalgia ha lastrado más carreras de futbolistas que la edad. Y lo ha hecho porque precisa de un diagnóstico precoz y mucha dosis de paciencia para superarla. Quienes la padecen sufren tanto dolor que cuesta sacársela de la cabeza. Desde 2015, Felipe sabe lo que implica pasar horas a solas en el gimnasio o con el fisio, y que haya decidido buscar ayuda fuera del club reabre un debate tremebundo. El error no fue que el Hércules confiara la sustitución de un pilar básico a un buen lateral con 13 partidos disputados en las últimas dos temporadas, el error fue autoconvencerse de que sus bajas podrían suplirlas dos jugadores a los que sí se vio trabajar cada día para conocer de sobra sus defectos y sus virtudes. Pueden ser una solución puntual, nunca estructural.

Portillo y Planagumà lo sabían, pensar lo contrario nos situaría en un abismo... uno similar al que ahora nos asomamos. Cuando se juntan la urgencia, la necesidad y el miedo, las taras, todas las que tengas, se multiplican.

Hablar es bueno como terapia; rogar, seguro que también, pero ni lo uno ni lo otro harán por ti más que tú mismo. El peor rival posible visita el Rico Pérez en el peor momento y haber tocado fondo no garantiza que vayas a levantarte, si te abandonas al impulso divino igual te traga la tierra.

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