Crisis demográfica: cada vez menos nacimientos. La precariedad laboral, los bajos salarios, el paro, la falta de perspectivas: imposible pensar en cigüeñas. Se piensa en contar con la maleta adecuada, esta vez no será de cartón; se ha progresado, no hay duda. España, en 2018, registró el menor número de nacimientos desde 1941 cuando el país tenía unos 26 millones de habitantes, la mitad de los actuales. La llegada de los inmigrantes amortiguó en alguna medida esta crisis, pero no de manera significativa, porque además esta nueva población fue adoptando las costumbres locales, tener cada vez menos descendencia.

No se trata solo de facilitar guarderías: en Francia y otros países, por ejemplo, las ayudas son más importantes que en España, pero tampoco han resuelto la falta de bebés. El país tiene que asegurar que resulte agradable vivir en él y en condiciones dignas. ¿Futuro? La humanidad, no solo en España, se enfrenta a un desafío que se intentó ignorar. Greta Thunberg, esa muchacha sueca, hace unos meses, decidió declararse en huelga los viernes frente al Parlamento de Estocolmo, los llamó «Viernes para el Futuro». La ministra de Educación, le sugirió que los viernes tenía que asistir a clase; que se manifestara los fines de semana. Greta Thunberg ha manifestado que le han robado los sueños, que le han robado el futuro. ¿Para qué entonces estudiar, prosperar, tener descendencia? Un estudio afirma que la contaminación mata actualmente más que el tabaco, y este estudio no lo financió una tabacalera. Una sociedad necesita tener proyectos que la entusiasmen.

Greta Thunberg en las Naciones Unidas no dudó en decir que «nuestra civilización está siendo sacrificada para que unos pocos tengan la oportunidad de seguir haciendo grandes cantidades de dinero». Cientos de científicos de todo el mundo han informado en la ONU que el destino de la humanidad se juega en los próximos diez, doce años. Millones de personas han salido a las calles más diferentes para tratar de impedir esta catástrofe y las mujeres, una vez más, han estado a la vanguardia. Si evitar la crisis climática fuera un negocio lucrativo los que hoy están haciendo «grandes cantidades de dinero» querrían colaborar y manipular de paso y evitar este desastre puede ser... un gran negocio.

Las cigüeñas ya no emigran, ellas sabrán por qué y nada de pan debajo de las alas. Y no habría que olvidar que los actuales mayores que atienden a los nietos y nietas, pagan facturas y más cosas, no tendrán relevo.