Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El decoro y la vanidad

La fama de mentiroso empuja a Johnson a cumplir con su "Brexit"

El antiguo decoro en las guerras hace ya mucho tiempo que declinó. Para resumirlo se recurre con frecuencia a la figura del coronel Cadalso que se encontraba en primera línea durante el asedio a Gibraltar en 1782, vio venir una granada enemiga y no se echó a tierra para no perder la compostura militar. En cambio, sí perdió la vida.

En la política siempre ha sido distinto. No hay inconveniente en morder el polvo si es necesario. Fíjense en Boris Johnson, empeñado en resistir al frente de un "Brexit" sin acuerdo. A cuerpo abierto. La suya no es una cuestión de decoro como la de Cadalso, es una huida hacia adelante con todas las consecuencias. Las huidas hacia adelante abundan en las agendas de los políticos, en este caso bien es verdad que la promesa de sacar al Reino Unido de la UE el próximo 31 de octubre lleva consigo implícita hasta un golpe de estado en las instituciones, que si no se ha producido todavía está en camino. Hay quien sostiene que es su reputación de mentiroso la que le obliga a Johnson a cumplir con su mayor compromiso ante su pueblo y la Historia.

Otra, su vanidad. Esa retórica de "hacer o morir" que le tienta a compararse con Churchill cada vez que tiene ocasión de hacerlo, aunque eso sí admitiendo para que nadie se escandalice aún más que es imposible medirse a la talla de estadista del viejo zorro. Churchill jamás habría arrastrado a los británicos a una situación así. Arrogancia, vanidad retórica y una estrategia arriesgada para enfrentarse a los defensores del Remain le están empujando a liderar un nacionalismo tóxico, en contra de la idea misma del Reino Unido.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats