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Yo no voto

Por un ejercicio de responsabilidad

Yo, si me lo permiten, no voy a votar el 10 de noviembre. No tengo a quién. El que no ha sido avaricioso ha sido soberbio, taimado o veleta, y todos han sido irresponsables. Así que esa mañana, por responsabilidad, pienso depositar mis dos papeletas, sin sobre, en la papelera más cercana al colegio electoral. Visto el valor que nuestros líderes les conceden, tanto da tirarlas a la basura. (Eso sí, por responsabilidad, igual me doy un paseo hasta el contenedor de papel y cartón, para reciclarlas adecuadamente.)

Es cierto que el esfuerzo adicional que se nos reclama es mínimo en lo físico (movilidad); no así en su justificación moral (la política debería serlo), pues consiste menos en el ejercicio de un derecho (votar) que en el incumplimiento de una obligación (pactar). Mejor dicho: consiste en tapar el incumplimiento de una obligación con el ejercicio de un derecho que (ya se ve) únicamente tiene valor cuando arroja el resultado apetecido (lo que solo puede redundar en el empobrecimiento del derecho y estimular el incumplimiento de la obligación).

Ustedes voten, no me hagan caso, pero vayan preparándose para lo peor, porque después del 10 de noviembre nada (sustancial) habrá cambiado, el bloqueo persistirá, y me temo que al día siguiente empezará a planear sobre nosotros la amenaza de una tercera cita con la esquiva amante de cristal, como ya ocurrió en 2016. De aquí a entonces, la precampaña y la campaña de cada líder no serán sino un intento de culpar a los demás de las propias culpas (porque todos la tienen y ninguno quiere cargar con ella: otra irresponsabilidad), en un juego que además de hastío produce repulsión; una comedia con ribetes trágicos que protagonizan cuatro líderes presos en el espejo de la demoscopia, y a quienes se la soplan los crecientes indicios de hartazgo de los españoles con la democracia representativa (pero ese dato demoscópico lo ignoran, oye).

Serán adolescentes (como dijo Feijóo sin decir que Casado es uno de ellos), pero yo no pienso pagarles más pomadas para el acné, porque ya llevamos cuatro tratamientos y cada vez les salen más granos. Y no estamos para dispendios. ¿No creen?

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