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Batuta

Casado se deshizo en elogios al PP vasco para aplacar la tormenta, pero no ocultó que al partido, ahora mismo, solo le vale aliarse con Cs y Vox si quiere volver a la Moncloa.

A los populares vascos, igual que a Feijóo, la derechización impuesta por Casado no les gusta ni mucho ni poco. Primero, porque la estrategia (¿?) les dejó sin diputados en las generales del 28 de abril; y segundo, porque la marca que llevan currándose desde los tiempos de Basagoiti (su intento disimulado de valerse de la retórica antiterrorista lo menos posible) ha sido vituperada esta semana por la soberbia portavoz en el Congreso, Cayetana Álvarez de Toledo, fichaje de Casado y única diputada del PP por Cataluña (la otra gran debacle de abril para los del charrán).

A la acusación de "tibieza" con el nacionalismo de la destemplada portavoz, ha respondido el PP vasco enorgulleciéndose del "perfil propio" (foralidad) que también cuestiona Álvarez de Toledo. Y, claro, como mandan los tiempos, sin complejos: ¿dónde estaba ella cuando ellos se jugaban la vida? Etcétera.

En su discurso de ayer, Casado comparó a su portavoz en el Congreso con una solista que da mal una nota, y al PP vasco con el pianista que tapa su fallo en beneficio del disfrute de la obra. Pero si él, que tiene la batuta, no revisa los atriles antes del próximo concierto, igual descubre (y, de nuevo, tarde) que las partituras corresponden a estados distintos de la composición. Y en vez de acordes, volverán a escucharse desacuerdos.

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