Hasta el final. Con ganas y sin ser favoritos. Volvimos a hacer lo mismo que en la final de Saitama. Y parece que nos va ganar en esa zona, porque hemos sido dos veces campeones del mundo. Una en Japón y la otra en China. Pues ya lo sabemos, a pedir que los mundiales se jueguen por allí. O en Japón o en China. Y ya sabemos el final. Y es que hace ahora 13 años, en un 3 de septiembre de 2006, España, con Pepu Hernández se proclamaba campeona del mundo en Saitama y barrimos a Grecia (70-47), como ahora lo hemos hecho con unos correosos argentinos, que solo han claudicado ante España en la final, porque se han llevado una medalla de plata súper merecida. Pero, ahora, el equipo de Scariolo no quería hacer sufrir más a los aficionados, ni quería ingresos en las secciones de cardiología de los hospitales españoles, por lo que nos dieron un cómodo 95-75 para evitar sobresaltos y sorpresas.

Fuimos a China con humildad y bien preparados. Como esos estudiantes que han hecho bien su trabajo durante el curso y que han estudiado bien sus deberes y lo que tenían que hacer. No dejamos nada a la improvisación. Y Scariolo supo sacar lo mejor y lo máximo de cada jugador. Y esto es una gran cualidad de los jefes, de los responsables de un organigrama que conocen a los suyos, y conocen cómo pueden explotar las virtudes de cada miembro de su equipo. Primero supo elegir a los que sabía que le iban a dar el mejor resultado posible. No se basó en su elección en cuestiones de amistad, o sentimentalismos. Cuanto te la juegas y quieres ganar en la vida y en el deporte debes elegir a los mejores. A los que te van a dar el mejor esfuerzo, y, con ello, el resultado. No valen amistades. Eliges a los mejores. Esta es una de las virtudes de los que saben mandar, porque quien lo hace bien ganará, y quien manda y no elige a los mejores perderá en todo. Scariolo sabía dónde tenía que elegir y supo exprimir a cada jugador lo máximo para llegar a ser campeones del mundo.

En la vida ocurre lo mismo. Si tienes gente buena no la puedes dejar al margen, porque si tienes «jugadores» que te pueden meter triples, hacer mates, defender como leones, y correr al contraataque debes elegir a ellos, no a los que hacen paso, pierden balones, o hacen faltas personales absurdas y cometen técnicas.

Scariolo y sus jugadores nos han dado una lección de vida y de actitud. Tenían aptitud y ganas de ganar. Sabían que eran ganadores, pero le echaron ganas para conseguirlo. Había calidad a rabiar en los ocho equipos que coparon los puestos primeros, pero solo España ganó. Creíamos que podíamos hacerlo y lo hicimos. Un ejemplo de vida y una actitud a grabar en nuestros cerebros y en nuestros corazones. Humildad, trabajo, actitud, aptitud, disciplina y esfuerzo. Qué fácil y qué difícil. Pero por eso somos campeones del mundo. Y cualquier persona que ponga esto en funcionamiento en su vida lo será. Seguro. Y sin hacer falta ir a Japón ni a China...