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Tierra de nadie

No sé si me explico

Según el abogado de Rodrigo Rato, Bankia cayó por un «accidente fortuito». Recuerdo, como si fuera hoy, la primera vez que escuché esta palabra, «fortuito». La soltó un profesor mío de Religión a propósito de la resurrección de Lázaro.

-No fue un hecho fortuito -aseguró.

Nadie, en aquella clase de niños de siete u ocho años, conocía el significado del término, pero todos callamos, pues lo habitual era no comprender. Luego, cuando lo busqué en el diccionario, me di cuenta de que también el profesor lo ignoraba. ¿Cómo que la resurrección de Lázaro no había sido un suceso inesperado? Pero, hombre, hombre, nadie había revivido hasta entonces y nadie ha vuelto a hacerlo, si exceptuamos al propio Jesús, que era Dios al tiempo que hombre. De modo que la resurrección de Lázaro, dijera lo que dijera aquel profesor aturdido, fue un hecho fortuito, imprevisto, casual, si ustedes quieren, eventual, súbito, no sé. Un suceso raro, en suma, de ahí la admiración que produjo en los testigos de la época.

La cuestión es que la palabra «fortuito» anidó en uno de los surcos de mi cerebro. Estaba deseando usarla para parecer mayor, pero no hallaba el contexto. Un día, en la cena, mi padre encontró un pelo en la sopa, lo que lo enfureció hasta el paroxismo (paroxismo: otro término que me encanta emplear). Al objeto de calmarle, dije:

-No te enfades, papá, se trata de un hecho fortuito.

-¿Tú eres idiota o qué? -respondió él-. Si no fuera fortuito, comeríamos sopa de pelos todos los días.

Llevaba razón. Advertí que se trataba de una palabra hermosa, aunque difícil de encajar en las conversaciones de la vida diaria. La introduje, pues, al principio de una redacción escolar sobre la primavera que empezaba así: «La floración no es, en esta época, un hecho fortuito». El profesor, tratándome con el mismo desprecio que mi padre, dijo por qué rayos destacaba un hecho normal. Me pregunto ahora si el desastre de Bankia, estando Rodrigo Rato al frente, era también lógico que sucediera. En tal caso, se equivoca la defensa: no fue un accidente fortuito. ¿Me explico o no me explico?

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