Como el lector recordará, el escritor y poeta británico Rudyard Kipling tituló como impostores tanto al éxito como al fracaso en su famosísimo poema If ( Si?). Pero como en tantas cosas en la vida, la definición de esos dos estados o actitudes vitales admiten miradas muy subjetivas. Y en este «Adiós, verano, adiós» ya se atisban interesantes propuestas artísticas cuando menos otoñales. Hoy quiero referirme especialmente al estreno de una obra prevista para el día 18 de octubre en el Teatre Arniches, a la que aplico el chauvinismo alicantino al decir que estoy expectante porque al margen de que se trata de una producción absolutamente hecha por alicantinos ( Juan Pastor, director, Morgan Blasco y Toni Misó, actores) así como el resto de responsables del suceso (me arriesgo a calificarlo así), «huele» muy bien. Conozco bastante bien a estos tres artistas, pero muy especialmente al director, Juan Pastor (más conocido como Juanele Pastor en estas tierras) ya que ambos nos lanzamos a la aventura teatral en el año 1972 yéndonos a Madrid para embarcarnos en un curso teatral del TEI, subyugados por la visión previa de la conocida obra Historia del zoo de Edward Albee, que nos dejó profundamente impresionados. Pero como la vida nos da sorpresas, un servidor, responsable de la idea del «embarque», volvió a Alicante mientras que Juan, con muchas más responsabilidades laborales que yo al ser su familia propietaria de dos conocidos hoteles y él mismo director de uno de ellos, quemó las naves permaneciendo en Madrid hasta la actualidad?¡Y han pasado casi cincuenta años! Y como es habitual en tantos actores, las dificultades fueron muchas; sin demasiada suerte en el terreno de la interpretación, profundizó seriamente en la dirección teatral a la sombra de un extraordinario teórico americano afincado en Madrid, Mr. William Layton, responsable del Laboratorio Teatral y profundo conocedor de las teorías interpretativas de Stanislawski, que el alicantino abrazó apasionadamente. Hoy deja atrás una escuela-teatro, La Guindalera, que sacó adelante con tremendo esfuerzo, y que ahora «hereda» su hija María (¡qué actriz!). Juan es hoy un director respetado por la profesión teatral y cumple un sueño: dirigir en Alicante un espectáculo por y para la gente de su ciudad. Morgan y Toni, mucho más jóvenes pero ya con experiencia en diferentes batallas, también cumplen el deseo de participar en este proyecto que fue una feliz idea de Morgan Blasco. La obra se llama Diktat, del francés Enzo Cormann, con traducción de Fernando Gómez Grande, otro alicantino de adopción. Aunque estrenada en Madrid hace diez años, mantiene intacta una actual reflexión sobre los nacionalismos y sus a veces terribles consecuencias.

¿Triunfo? ¿Fracaso? Sitúe el lector la respuesta adecuada aplicable a unos hombres que ante todo buscaron ser felices sin traicionarse. Y el Teatre Arniches, con un giro total desde que Alicia Garijo es la responsable de la sala, sigue los pasos que inició Paco Sanguino en el Teatro Principal con varias iniciativas del mismo corte que la que nos ocupa, sala que está consiguiendo equilibrar extraordinariamente una programación bilingüe basada en la calidad del producto por encima del tema de la lengua, aunque sin restarle importancia. Ya lo demostró con creces la pasada temporada con una programación, en general, de mucho nivel. Y parece que la Fundación Caja Mediterráneo también está encontrando su norte a pesar de encauzarse por terrenos mucho más comerciales que los transitados por su precedente Aula de Cultura, su interesante propuesta sobre el cante flamenco ya es digna de aplauso. Ahora queda por despejar la incógnita de la programación total del Teatro Principal, cuyos avatares directivos debieran resolverse a la mayor brevedad, porque la competencia (la sana competencia) empieza a ser fuerte si al teatro añadimos la cada vez más intensa oferta musical del ADDA y la Sociedad de Conciertos.

Vinieron las lluvias y quien escribe despide con pesar el verano, del que soy acérrimo partidario, a pesar de las siestas pegajosas y la dificultad de conciliar el sueño nocturno. Pero aunque el verano es libertad de movimientos, libertad de vestuario, interminables veladas en las terrazas? en septiembre ya se echa de menos la forma de vida apacible de nuestro inigualable invierno. ¡A por ello!

La Perla. «El verdadero triunfo en la vida es conseguir ser fiel a uno mismo sin que nadie te excluya del paraíso» ( Alfonso Guerra, político)