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El poder y el contrapoder

Ángel Gabilondo, el hombre, ha tenido que inventarse eso del "supremacismo económico" de Isabel Díaz Ayuso para definir el laboratorio liberal madrileño, que opone una rebaja histórica fiscal a las fuertes subidas de impuestos que ya ensaya Sánchez desde la Moncloa. La nueva presidenta de la comunidad de Madrid pretende un contrapoder en la capital, con menos tributos, escuela concertada y hasta una pintoresca consejería de víctimas del terrorismo para responder a la memoria histórica con ideología de barricada. El_Partido_Popular de_Casado ha decidido rebelarse contra el continuismo socialdemócrata de Rajoy que paradójicamente, más de dos años después, aún gobierna el país con los presupuestos prorrogados de Montoro.

En realidad todo esto que estamos oyendo estos días por parte de unos, al igual que lo que hemos oído antes por parte de los otros, pertenece a ese tipo de género que mengua una vez que se pone a cocer en la olla. La drástica rebaja del IRPF no condenará seguramente a la indigencia a los desfavorecidos madrileños como viene a decir Gabilondo, ni las subidas de impuestos de Sánchez acabarán con las clases medias como pregona de manera apocalíptica la derecha más radical. Ahora bien, la fiscalidad debe estar basada en criterios responsables colectivos que no se aprecian ni en la derecha ni en la izquierda de este país.

El acuerdo para investir a Ayuso, una periodista que presume de ultraliberal y parece encantada de conocerse, ha llegado tras dos meses de feroz gestualidad de Vox que se negó ser invitado de piedra y amenazó hasta el último instante en no apoyar al centroderecha. A ver en qué acaba el laboratorio del contrapoder y hasta el poder mismo de tanto dar vueltas para alumbrarlo.

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