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Efectos

No encontraremos cosa más grandiosa que ser efectivos, para ello no tenemos más que empeñarnos, prepararnos y accionarnos hasta conseguir unos objetivos marcados previa-mente, practicables y útiles, llegando así a resultados valiosos. Estamos inmersos más que nunca en una sociedad del efectismo; lo efectivo y lo competitivo se hacen los dueños de la realidad social para subir peldaños en cualquiera de las estructuras sociales.

Hacer un repaso de todos y cada uno de los posibles efectos actuales se hace harto complicado, pero por lo menos podemos hacernos una somera idea. Uno de los más suculentos es el llamado «efecto actualidad», basado en el supuesto de que todo aquello que está de rabioso presente, siendo argumento estrella de los medios de comunicación, genera un influjo persuasivo y casi obsesivo, consiguiendo que la mayoría lo secunden y hagan acopio del mismo. Puede derivar en el «efecto dominó», donde unas piezas caen sobre otras y arrastran en cadena a todas ellas hacia una misma consecuencia, o en el «efecto bola de nieve» que partiendo de una noticia de actualidad o de un acontecimiento se va engordando sin posibilidad alguna de poder detenerlo, lo que los publicistas denominan marketing viral.

La famosa «teoría de los efectos» se desprendió de los estudios de afamados sociólogos como Weber o Durkheim, entre otros, y se apoya en el principio básico de que el público que recibe un mensaje se encuentra completamente abierto a la manipulación, por lo que se intenta persuadir mediante el envío de mensajes que buscan efectos específicos en los receptores.

También en comunicación social contamos con otros importantes cortes efectistas, como el «efecto bumerán», aquel que se vuelve contra el que lo lanza, perdiendo todo su sentido intencional en el camino; los «efectos colaterales» muy utilizados ahora en un sentido eufemístico, sobre todo cuando se hablan de bajas humanas en la guerra, por este «efecto secundario», al estilo de los que podría tener cualquier medicamento, que nos cura un síntoma y nos provoca otro, supuestamente menos dañino que el primario.

En ocasiones asistimos a nuevos enfoques que acaban en novedosos conceptos de comportamiento, como el «efecto novia» que dio un giro inesperado a los estrenos cinematográficos, puesto que según parece los novios se ponen de acuerdo a la hora de elegir una película, algo obvio, pero según los estudios realizados los hombres tienden a las películas de acción y las mujeres a las de corte romántico y más emocionales, por lo que el pacto supone la alternancia y la oportunidad de una de acción por una de amores. Todo tiene su efecto, busque el suyo.

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