Hace unos días tuve la fortuna de poder asistir como invitado a una reunión del Club Rotary Elche, donde el tema central del debate iba a ser la innovación. Como me encuentro de vacaciones por la zona, acepté la invitación porque siempre he visto con mucha admiración lo emprendedores e innovadores que son las gentes (personas, empresas y otros colectivos sociales) de Elche. En la misma estaban presentes algunos de los más importantes empresarios de Elche, así como la ilicitana Consellera de Innovación, Universidades, Ciencia y Sociedad Digital de la Generalitat Valenciana, Carolina Pascual, el Alcalde de Elche, Carlos González, el Presidente del Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández, Joaquín Pérez o el Presidente de AlicanTec, Andrés Pedreño, entre otros muchos que lamento no nombrarles en detalle. En el ambiente de la reunión, se respiraba por todos los presentes, pero con especial énfasis por los empresarios, tanto el compromiso como la preocupación por la innovación. Y no les faltaba razón en ningún caso.

La innovación es uno de los conceptos más recurrentes en los distintos ámbitos de la actividad empresarial, del que todo el mundo habla, pero del que no termina de haber una definición sencilla y de manejo global. La Fundación COTEC nos ofrece una definición que permite centrar bien el tema: "Innovación es todo cambio (no solo tecnológico) basado en el conocimiento (no solo científico) que genera valor (no solo económico)", ya que como se observa deja muy abierta la posibilidad a innovar por casi cualquier agente económico y social de nuestra sociedad.

Como decía, observé un alto compromiso por la innovación como mejora continua para no perder competitividad, para ofrecer en el mercado productos y servicios de valor añadido óptimo y apreciado por los clientes, para crear una cultura de la innovación alrededor de sus sectores industriales y lo que es más importante, para transmitir a sus equipos directivos que solo innovando, sus empresas tendrán posibilidades en el futuro. Compromiso para ser agentes del cambio y ayudar al cambio cultural en la sociedad a favor de la innovación. Los empresarios fueron, son y serán espejos en los que se miran muchos otros, y que tengan un comportamiento modélico en la aplicación de la innovación, dependerá en gran medida el futuro de esta región. Rara vez he encontrado un grupo tan de acuerdo sobre que la innovación es y debe ser el camino de la consolidación y/o del cambio del modelo de negocio de las actuales empresas y de las futuras nuevas que se crearán.

Y de igual manera observé una preocupación por la innovación, por cómo se implementa todo esto, ya que no es nada fácil, ni sencillo, ni evidente. La aplicación de una innovación incremental fruto muchas veces de la adquisición de un equipamiento o la instalación de un nuevo activo tecnológico, se considera más que suficiente para "ir tirando", aún a sabiendas que este mecanismo de actuación ni cambia el modelo de negocio para preparar a la empresa para los nuevos estándares de competitividad, ni permite generar ventajas diferenciales por las que destacar en el mercado. Preocupación por encontrar cuadros directivos que quieran salir de la zona de confort y arriesgar más de lo que se ha enseñado en la universidad, ya que la innovación es por definición gestión del riesgo y de la incertidumbre. Por saber cómo se van a financiar estas aventuras a lo desconocido, por cómo afectará a la estructura de costes actuales y sobre todo, qué responsables pondrán al frente a liderar estos nuevos proyectos de alto riesgo. La situación global de los mercados es muy complicada, y no es fácil tomar este tipo de decisiones, pero si algo saben estos empresarios es de la gestión de la preocupación, para hacer de ella una oportunidad de futuro.

Las empresas más consolidadas, con volúmenes de facturación altos y con alta presencia internacional ya lo tienen claro. Innovar si o si. Aquí no hay que evangelizar, ya están ello y solo queda apoyarlas. El problema radica en las pymes, sobre todo en las más pequeñas empresas, que lo tienen muy difícil, posiblemente imposible acceder a innovaciones radicales y muy complicado a innovaciones incrementales sustanciales, pero tienen una oportunidad que no deben dejar escapar, casi como un último tren, como es la sociedad digital. Le animo a dar un paso al frente digitalizando su negocio con soluciones sencillas, de las que ofrece el mercado de manera sencilla y barata, cambiar la mentalidad analógica por una visión digital, que cambie la relación empresa - cliente en todos los niveles, generando un negocio más eficiente que ayudará a la competitividad de la empresa, y con ello a mejorar sus expectativas de futuro.

El talento necesario para la implementación de este tipo de modelos de negocio necesitan de personal muy cualificado para llevar a cabo los planes diseñados por las empresas. Aquí las universidades tienen una oportunidad y un obligación de facilitar al mercado laboral profesionales bien preparados para la gestión de la innovación, en un contexto internacional, que entiendan de dónde y cómo se consigue el conocimiento que proviene de las propias universidades, de los centros de investigación y hospitales, y cómo este conocimiento es el que te permite innovar de manera radical, diferenciándote totalmente de la competencia, y con ello tener esa posición deseada y buscada por todos los empresarios, lo que se ha venido a llamar el "oceáno azul".

Deseo mucho éxito a los empresarios ilicitanos, que ya han demostrado muchas veces que son un colectivo muy innovador y emprendedor, donde no dejan de sorprendernos en la puesta en marca de nuevas líneas de negocios o nuevas empresas que modifican mercados, nuevos emprendedores que crean nuevas categorías de mercado desde sus ideas altamente disruptivas, así como, a los gobernantes para que hagan de Elche y de toda la provincia de Alicante un gran "hub" de innovación, que con iniciativas referentes a nivel nacional como AlicanTec, solo pueden ser un faro de atracción de talento, inversión, empleo y desarrollo territorial de primer nivel internacional.

(*) Fidel Rodríguez Batalla es Director General de la Fundación de la Universidad Autónoma de Madrid.