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Sol y sombra

Y llegará septiembre

La necesidad de entenderse y gestionar el resultado de las urnas Con el arreón de la investidura es cuando se va a comprobar si el aspirante socialista a investirse exploró realmente todas las posibilidades para formar un gobierno o sencillamente esperó a que unos le quisieran sin más y otros se echasen a un lado para no molestar a su señoría. En mi opinión prefirió tomárselo con calma y dejar que los fabuladores orgánicos le frabricas en una historia a la medida, en la que él es el estadista sensato con una visión ponderada de la democracia y el resto una camada de irresponsables y fascistas. El Rey, que no goza de la fortuna de su padre de disponer del bipartidismo como desatascador, ha apremiado a los partidos a buscar una solución para no tener que volver a las urnas o a encontrarse de nuevo con la papeleta de seguir dando audiencias a candidatos que llegan a él sin un acuerdo para echar a andar legislaturas. Un caso que no se produce bajo ninguna circunstancia en ningún otro país. Don Felipe ha expresado un deseo; repeler cualquier crisis que afecte a la monarquía parlamentaria forma parte de su misión al frente del Estado. Aunque ello no signifique presuponer que un gobierno al precio que sea vaya resultar para este país mejor que volver a las urnas. Tampoco está claro que una convocatoria de elecciones aclare el panorama. Sin embargo es verdad -los españoles son los primeros en reconocerlo- que nuestros políticos deben aprender de una puñetera vez a entenderse y gestionar de la manera posible los votos que se depositan en las urnas. Antes de dilapidar sus esfuerzos degradándose entre sí de la manera a que nos tienen acostumbrados.

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