Pese al revuelo mediático que se ha generado en el Orgullo tanto en el ámbito nacional como en el local, hemos vuelto a vivir una manifestación que ha llenado las calles de la ciudad. Si este era un Orgullo especial por tratarse del 50 aniversario de Stonewall, en este todas las asociaciones LGTBI de España hemos querido recuperar nuestra memoria, la memoria de los y las mayores que son quienes abrieron el camino hacia los derechos que hoy disfrutamos.

Mis palabras no pueden ser más que de agradecimiento con todas las personas, tanto de Alicante como de otros puntos de España, que vinieron a hacer posible que la nuestra, la última secundada por la FELGTB, fuese la manifestación más multitudinaria y reivindicativa que ha conocido jamás Alicante. Ver en los ojos de nuestras y nuestros mayores la emoción ha sido sin duda una de las sensaciones más gratificantes que un activista puede vivir.

Después de la emoción del momento y del apoyo que ha tenido el veto que hemos planteado a las políticas reaccionarias de la derecha más conservadora, la que nos denomina enfermos y pide listas negras con nuestros nombres, nos toca realizar un ejercicio de reflexión en relación a qué ha supuesto el Orgullo, tanto el de Alicante como el Estatal, a la lucha LGTBI que se inició en nuestro país en el año 1977. Si alguien creía que la conquista de derechos era una cuestión inquebrantable, las posturas de la derecha nos han hecho reactivarnos en nuestro activismo para decir alto y claro que nuestros derechos no se tocan. Hemos dicho basta. Basta a que se nos utilice como moneda de cambio en las negociaciones tanto en ámbito local como en ámbito regional.

Hemos dicho basta a que se utilice nuestra histórica lucha y, sobre todo, a que se utilice nuestra semana en un falso y egoísta gesto de «amparo» a nuestra reivindicación con una clara intención: despolitizar nuestro discurso para controlar a nuestro colectivo.

Por eso, a todas las personas que ayer os sumasteis a la manifestación organizada por Diversitat os doy las gracias y os pido un último trabajo. No ceséis nunca de luchar y pelear para defender los derechos que hemos alcanzado históricamente.

Esta revolución, la que está generando la nueva sociedad del siglo XXI, o es feminista o no será. Esta revolución, o contempla la diversidad o supondrá un retroceso del que no podremos salir.