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La cuarta vía

¿Faltan médicos? Por supuesto. No es de recibo Esperar 5 meses al especialista

El hecho de que el 75% de los aspirantes a una plaza en la UMH se haya quedado fuera obliga a tomarse en serio un problema que se va a agudizar con la jubilación de 45.000 galenos en España

¿Faltan médicos en Alicante? ¿Es de recibo que haya profesionales que se pasen toda la vida encadenando contratos temporales? ¿No es sangrante que un médico de familia tenga que ver a 25 pacientes, que pueden ser más si le entran urgencias, en un solo día? ¿No es impresentable que cerca de 800 alumnos con la Selectividad aprobada hayan tenido que luchar por 200 plazas para acceder a primero de Medicina en la Universidad Miguel Hernández, y encima con una nota de corte de 12,92 sobre los 14 que solo sacan los/las crack del Bachiller? Independientemente de que el examen de Matemáticas de este año haya sido para muchos alumnos la losa que les ha impedido acceder a la carrera de Medicina para el curso 2019/2020, el hecho de que el 75% de los aspirantes se haya quedado fuera de cumplir su sueño por falta de plazas en la universidad pública obliga a abrir el debate.

En un momento, además, en el que según advierten los sindicatos médicos, en los próximos años se van a jubilar en España los 45.000 médicos especialistas que entraron en el sistema en los 80 y empiezan a estar al borde los 65 años, edad para la jubilación y, para muchos galenos, necesaria, porque por mucho que avance la tecnología, y ahora haya hasta robots a los que no les tiembla el pulso en una intervención tan delicada como tocar el páncreas, todo tiene su tiempo. Una profesión en la que el alumno que entra en la facultad tardará 10 años en acabar la especialidad, y seguirá toda su vida actualizándose.

Por supuesto que cada especialidad tiene su aquel, y quizá el problema no sea tan agudo entre los pediatras como entre los neurocirujanos, pero un común de los mortales como yo, que vive el día a día como paciente, se queda patidifuso cuando una compañera con un problema ocular no obtiene cita hasta cinco meses después de pasar la consulta de su médico de familia (esto ha pasado en Alicante este mismo mes de julio), o ve como su propio médico, ese al que acude periódicamente para renovar las recetas y controlar la hipertensión, coloca cada día en la puerta de su consulta una lista con 25 pacientes que tiene que atender en tres/cuatro horas. Si además, como es mi caso, el hombre se lo toma con profesionalidad y no te despacha en cinco minutos, pues, prácticamente, para intentar que te atienda un especialista en esta provincia necesitas coger cita con varias semanas o meses de antelación, incluso aún teniendo un seguro privado, que también empiezan a estar saturados. Y tras esta realidad de nuevo la pregunta. ¿Hacen falta médicos en Alicante? Por supuesto que sí.

Por eso indigna haber repasado las listas de admitidos en la UMH y ver cómo cientos de aspirantes se han quedado fuera, vengan de Villena, Alicante o Toledo porque, afortunadamente, el sistema no está todavía tan pervertido como para que un estudiante de Orihuela no pueda aspirar a estudiar Medicina en Lleida, aunque alguno de ustedes pueda pensar aquello de que «todo llegará». Y también cabrea que dos años después de arrancado el debate siga sin resolverse si la Universidad de Alicante pueda tener una facultad de Medicina o, simplemente, se amplíe la oferta en la UMH de Elche. Por supuesto que estamos hablando de presupuestos multimillonarios, pero para eso deben estar aquellos a los que pagamos sueldos, algunos estratosféricos, para resolver nuestros problemas y no liarse en discusiones peregrinas como los sueldos de los asesores o la idoneidad de una televisión. Las prioridades son las que son y está claro que si vivimos más, necesitamos profesionales y bien pagados. No que emigren por Europa para buscarse el pan o, incluso, redondearse el sueldo. Ojo, como tampoco se puede consentir que, por ejemplo, un ginecólogo de la Conselleria de Sanidad le espete a una mujer embarazada aquello de que venga usted cuando quiera coger la baja, tras enterarse que su paciente está siendo tratada también por un compañero en la sanidad privada.

¿Faltan o sobran médicos? La respuesta debiera ser fácil pero no lo es tanto si uno echa mano de los datos de los sindicatos médicos y la propia Administración. La estadística revela que España tiene 3,9 galenos por cada mil habitantes, frente a los 3,4 de media de la OCDE, pero también tiene un déficit entre los estudiantes que salen de las facultades y las plazas MIR, a lo que se suma en los últimos años los miles de certificados que piden los médicos para buscarse la vida en el extranjero. Los que conocen las interioridades del sistema lanzan otro aviso. España no sabe con cuántos médicos cuenta en cada especialidad ni dónde ejercen.

¿Hay que evitar que de las facultades salgan más titulados que los que puede absorber el sistema MIR con las plazas que está ofertando, o es necesario aumentar la plazas? Y la última ¿Está bien pagada una profesión cuando hay médicos que no pueden ejercer en algunas localidades turísticas en verano? España y Alicante tienen un problema y urge resolverlo.

«Una cosa es que hagan falta plazas y otra que haya otro grado en otra universidad». Palabras de la consellera Carolina Pascual el jueves. Usted misma.

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