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Mariola Sabuco

Las máquinas, y gracias

La sanidad y la educación son la quinta y sexta preocupación de los españoles, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas. Por delante, el paro, la corrupción y la economía. En cuarto lugar, la política y los políticos, de quienes depende que la sanidad y la educación se hayan convertido en un quebradero de cabeza. Motivos, de sobra. El último, en la Comunidad Valenciana, es el trato que se da a los enfermos que necesitan diálisis. Con solo mencionar la palabra ya somos conscientes de la gravedad y la necesidad de una atención de calidad y precisa. Pero como la Conselleria de Sanidad se ha olvidado de la humanidad que se requiere en estos asuntos, les trata como simples números. Por ahorrarse 60 euros por enfermo y tratamiento les somete a una tortura lejos de los hospitales públicos, externalizando la atención en clínicas privadas que, por lo que cuentan los enfermos, algunas de ellas no cumplen los requisitos mínimos. No hay personal preparado para atenderles en sus urgencias ni vendas para ellos. Están las máquinas, y gracias. Llevan ya un mes a base de quejas y miedo. ¿Qué papel juegan los médicos en esto? ¿Recuerdan el juramento hipocrático que prestaron?

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