La propuesta de Pablo Iglesias en La Vanguardia de un gobierno de coalición PSOE-UP muy probablemente saldría adelante a la primera en la investidura, porque transformaría las abstenciones independentistas en votos favorables al gobierno de coalición. Tendría un inconveniente no menor: daría a Iglesias un protagonismo desproporcionado y múltiples ventajas al independentismo catalán, dejando al Gobierno de Pedro Sánchez extraordinariamente debilitado. Por contra, no soluciona ningún problema en absoluto: ni el del funcionamiento de la coalición ni el encaje institucional de Cataluña. El PP y Cs verían confirmadas sus acusaciones contra el PSOE.

El barómetro del CIS correspondiente al mes de junio parece un aviso ante tentaciones de convocatoria electoral. No es muy acertada la interpretación que se ha difundido del barómetro del CIS y que da al PSOE casi un 40% en intención de voto. Proyectan los datos de intención directa de voto sobre el total del censo eliminando más del 20% de «no sabe/no contesta», en blanco, nulo, y «no votará». No es acertada esa lectura. Según los datos publicados esta semana http://www.cis.es/cis/export/sites/default/-Archivos/Indicadores/Informes/2019/InformeIndicadoresJunio2019.pdf el PSOE tiene una intención de voto en elecciones generales del 30,7, es decir seis décimas más que el mes pasado; mientras que el PP sube 1,1 puntos: 9,8 al 10,9; los mismos que baja Ciudadanos, que aun así queda por encima del PP en la intención directa de voto. Esto ya sucedía en el barómetro de mayo y el PP obtuvo después mejores resultados -con la consiguiente frustración de Rivera- la razón es que los populares tienen mucho más voto oculto en el «no sabe/no contesta». Por su parte, Unidas Podemos pasa del 10,2 en intención de voto en mayo al 7,9 en junio y En Comù Podem también baja del 2,4 al 1,9. En este caso hay una tendencia a la baja. En intención de voto solo PSOE y PP mejoran, especialmente los de Casado. Unas nuevas elecciones generales darían unos resultados más ajustados todavía entre bloques.

Si alguien sabe de coaliciones es el PNV, que las ha hecho con todos, la propuesta más sensata se ha realizado a través de fuentes próximas al Euzkadi Buru Batzar. El Partido Nacionalista Vasco no tiene ninguna objeción a que Podemos entre en el gobierno, siempre y cuando haya un acuerdo programático, es decir, acuerden el programa. Las ocurrencias y genialidades radicales que se guarden para otra ocasión. Y, todos los que formen parte del Gobierno se ciñan estrictamente al programa acordado. Lo que sí exigirían los nacionalistas vascos a cambio es otra actitud de Podemos en el País Vasco, donde está rechazando con dureza los principales proyectos sociales del PNV.

El problema de una coalición PSOE-Podemos, en mi opinión, es que lo que debe ser un gobierno de dos partidos pueda convertirse en dos gobiernos, lo que lo haría francamente inviable. La única alternativa es pactar un programa al que deben atenerse todos los que respalden la candidatura de Pedro Sánchez. El temor está justificado cuando se repite que la presencia en el Gobierno es para contrapesar la moderación del PSOE, o garantizar las medidas más radicales. Nadie del Gobierno, nadie que participe en las reuniones del Consejo de Ministros, ninguno de los partidos coaligados puede ir lanzando ocurrencias, por muy maravillosas o de izquierdas que le parezca. La oposición y el control del Gobierno no se hace en el Consejo de Ministros, sino en el Parlamento. Este es el problema real de formar Gobierno con un partido que siempre ha jugado a la contra, que desde su fundación mantiene actitudes de partido reivindicativo, más radical que cualquier radical, por eso la propuesta de los nacionalistas vascos es la única viable.

Los políticos, los partidos y la política son la segunda preocupación de los españoles, y aumentando. Los políticos siguen al paro, en los problemas de los españoles y preocupan más del triple que la independencia de Cataluña. Estos dos últimos problemas disminuyendo. El barómetro presenta una situación de mayor confianza política y económica y, sobre todo, han mejorado notablemente las expectativas a un año económicas y aún más las expectativas políticas. Es una buena coyuntura si se sabe aprovechar. Un gobierno es un equipo, sea de coalición o no, con independientes o de varios partidos, con ministros o con secretarios de Estado. Pero en cualquier caso debe ser un equipo. Los contrapesos y el control del Gobierno en el Parlamento. Para eso está.