La semana pasada Donald Trump inauguró la campaña electoral con un mitin en el Estado de Florida, estamos a año y medio de las elecciones presidenciales norteamericanas. Esta misma semana en la capital, Miami, los demócratas han protagonizado dos debates en el marco de las elecciones primarias para elegir al candidato de los progresistas.

El comienzo del proceso electoral es un factor fundamental para entender algunas recientes actuaciones del presidente Trump. El «America First» que, libremente, bien puede traducirse por el petróleo primero guía la actuación del presidente USA. Los enfrentamientos con Venezuela o Irán buscan limitar la oferta de crudo en el mercado y subir los precios en beneficio de las empresas norteamericanas y aliados árabes en Oriente Medio. Europa, además, es mucho más dependiente del petróleo y del gas. La política de Donald Trump ha tenido, está teniendo, una consecuencia importante y es la aceleración del proceso de sustitución de las energías fósiles por energías renovables. El pacto sobre el cambio climático era también un pacto sobre los tiempos para ir renovando las industrias automovilísticas, eléctricas, de transportes, y sustituyendo en las mismas las fuentes de energía. El encarecimiento del petróleo beneficia inicialmente a los amigos de Trump, pero hace más urgente las inversiones en renovables. El fondo estatal danés de inversiones, el mayor del mundo, ha ordenado reorientar sus inversiones hacia las renovables. Todo un síntoma.

El proteccionismo norteamericano a las empresas ubicadas en su territorio, la guerra comercial con China, el desprecio al tratado comercial del Pacífico la denuncia del acuerdo con Canadá y México, puede haber tenido un primer efecto favorable a la industria y a la agricultura de sus votantes del Medio Oeste; pero los datos económicos indican que en los primeros trimestres de este año la economía norteamericana, después de 10 años de crecimiento ininterrumpido y con unos índices de paro por debajo del 4%, ha comenzado a estancarse. Hasta el punto de que la Reserva Federal ha tenido que repensarse su política de incrementar los tipos de interés. Se encuentra en el arranque de campaña con que no consigue la esperada subida del precio del petróleo y con un posible frenazo económico. Trump llega a la reunión del G-20 dando tarascadas a todos los aliados tradicionales, mientras aparece en la foto con el príncipe saudí Mohamed bin Salmán -sospechoso de asesinato extrajudicial-, y con el ruso Vladimir Putin.

En política interior no consiguió que el Congreso financiara su famoso muro. Es más, la reunión celebrada en la Casa Blanca terminó como el rosario de la aurora y la presidenta del Congreso Nancy Pelosi, dura y experimentada demócrata, ha dado varios miles de millones de dólares para atender a los inmigrantes que cruzan la frontera mientras se niega a financiar el muro. Pelosi, además, ha dejado prender la mascletà de la investigación en la Cámara de Representantes. Los comités de Inteligencia y de Justicia anunciaron el martes que el fiscal especial Robert Mueller aceptó comparecer para explicar su investigación de dos años. Hasta la fecha, el Congreso solo ha recibido cinco folios filtrados por el fiscal general -ministro de Justicia- de todo el informe, por eso han llamado a declarar a Mueller. Su conclusión era que no ha hallado pruebas de la colaboración del entorno de Trump con la intervención rusa en la última campaña; pero no que no las haya de interferencias presidenciales en la investigación de la justicia. Aunque, según dijo Mueller, a él no le corresponde acusar al presidente.

En los próximos meses le van a sacar el intento de parar la investigación judicial del FBI; de comprar el silencio de antiguas amantes con dinero de la campaña; el apoyo financiero de millonarios rusos próximos al Kremlin; la exigencia de que haga públicas sus declaraciones fiscales de los últimos años, como siempre han hecho los candidatos. Este puede ser el mayor escándalo, Trump se ha declarado repetidamente en quiebra -allí los acreedores no pueden perseguirte hasta la muerte, como aquí los bancos cuando no podemos pagar la hipoteca- pero no ha hecho públicas sus relaciones con Hacienda. Incluso le pueden «invitar» a comparecer. La Comisión no acabará en el «impeachment» presidencial -acusación contra el presidente-, algo difícil teniendo en cuenta que los republicanos tiene mayoría en el Senado. Pero todo parece que va a coincidir con el inicio de campaña, y de ahí la orden de atacar a Irán. Un gato acorralado es peligroso, un presidente infinitamente más.