Si hace días publicaba en INFORMACIÓN un artículo alabando muchas de las características de nuestras fiestas de Hogueras, hoy he de deplorar, no sin pesadumbre, el lamentable aspecto que se pudo ver a las puertas de la Concatedral alicantina tras la ofrenda de flores a la Patrona. Una ofrenda que, como aquí somos como somos, apenas reivindicamos como la primera ofrenda de flores a una patrona que hubo en España, aunque sea la de València o la de Zaragoza las que más se publicitan. Sí, la Ofrenda de Flores alicantina a su Patrona es la más antigua de las que se celebran en España, ya que data de 1941, anterior a alguna de las más destacadas de nuestra geografía como son la de la Virgen de los Desamparados en València que es de 1945, la de la Mare de Déu del Lledó en Castellón de 1947, y la de la Virgen del Pilar en Zaragoza de 1958. Pero tal vez sea mejor este olvido, porque el panorama que se podía encontrar a las puertas de nuestra Concatedral el día 24, la gran fiesta de Sant Joan, era vergonzoso.

Distintos han sido los lugares donde se ha ubicado esta ofrenda: la fachada del Ayuntamiento, en un lateral de la plaza del Abad Penalva, y desde hace varios años a ambos lados de la portada de la Concatedral, con sendos retablos que representan a la Virgen del Remedio y a la Santa Faz, retablos que se han de completar con las flores de la ofrenda, siguiendo un diseño cada año diferente. Las comisiones de hogueras y barracas reciben instrucciones sobre el color de las flores que han de aportar para que se completen los retablos. ¿Que se completen los retablos? Era penoso advertir que, en uno, con ostensibles huecos, se había podido componer algo del diseño preparado. Pero en el otro, las flores no llegaban ni a la mitad. Sin embargo, por el suelo había toda una podredumbre de hojarascas, cestas desvencijadas y toda clase de artilugios que las comisiones festeras había aportado para su lucimiento en el desfile de la ofrenda que, cómo no, se valora con algún premio. Es decir, importa más lucirse siendo original y espléndido con lo que se exhibe al desfilar, que llegar a aportar un número suficiente de flores para que ambos lados de la puerta de la Concatedral no tengamos el desolador aspecto que aparecía.

Y es lamentable que los festers no sepan o no quieran entender que esta ofrenda de flores, más que un espectáculo, tiene un sentido religioso indiscutible. Y si no, ¿para qué se hace?

Ojalá la nueva Federació de les Fogueres de Sant Joan que se ha de elegir en breve, sea consciente de la importancia histórica de la ofrenda de flores a la Virgen del Remedio, Patrona y alcaldesa perpetua de Alicante. Y que, además, se asegure de que las comisiones participantes en esa ofrenda lleven las flores suficientes para completar los diseños de los retablos a ambos lados de la puerta de nuestra Concatedral. Todos los demás artilugios de lucimiento que se den por añadidura, porque si no la visión al terminar la ofrenda volverá a ser ¡lamentable!