1. Planteamiento de la cuestión

Si mi memoria no me falla, fue en el curso 1975-76 cuando se realizó la primera prueba para poder acceder a la Universidad. Hasta ese momento, el Bachillerato constaba de seis años y se culminaba con un curso que comenzó denominándose Preuniversitario. El PREU, como coloquialmente era llamado, se empezó cursando en la Facultad en la que el alumno deseaba desarrollar sus estudios universitarios y tenía carácter selectivo. Solo aquel que lograba superarlo podía continuar con la carrera que había elegido. Unos años más tarde, este curso de preparación para la Universidad pasó a los institutos de Bachillerato. Con los cambios legislativos se terminó denominando COU (Curso de Orientación Universitaria). Ni con el PREU primero, ni con el COU después (en sus primeros años), se requería de una prueba de Selectividad, pues solo con superar dicho curso, la posibilidad de acceder a los estudios superiores estaba garantizada.

Debido a que algunas carreras tenían exceso de demanda, las autoridades educativas consideraron la necesidad de organizar una prueba que sirviese para ordenar numéricamente a los alumnos y, de este modo, seleccionar a aquellos que hubiesen obtenido mejor nota en COU y en la Selectividad. La intención de dicha prueba era que el alumno demostrase su madurez para ir a la Universidad. Se trataba de una serie de exámenes de las diferentes materias cursadas en el COU, igual para todos los alumnos de España, a partir de unos temarios comunes que debían ser impartidos en todos los centros educativos del país.

Tras la LOGSE, la LODE, la LOE y la LOMCE (y no sé si alguna ley más), esta prueba se fue denominando PAU (Prueba de Acceso a la Universidad) y EBAU (Evaluación de Bachillerato para el Acceso a la Universidad). Con las autonomías y el consiguiente traspaso de las competencias educativas, la Selectividad dejó de ser una prueba común y pasó a ser diferente en cada Comunidad. Pese a ello, cualquier alumno de cualquier lugar de España tenía, y tiene, la posibilidad de acceder a la Universidad que desease con la nota obtenida en la prueba realizada en su región.

Una modificación significativa de la prueba fue que la necesidad de seleccionar aún más al alumnado obligó a que se pudiese obtener hasta un 14 de nota en dicha prueba. Actualmente, la EBAU supone el 40% de la nota de acceso y la calificación media de los dos cursos de Bachillerato, el 60% restante.

2. Problemas de la Selectividad

Entre los problemas que plantea la fórmula actual para acceder a los estudios universitarios se pueden citar los siguientes:

1. No cumple su objetivo original. El alumno no demuestra su madurez intelectual, pues el curso de 2º de Bachillerato se dedica casi íntegramente a prepararlo para obtener la mayor calificación posible en dicha prueba y no a aprender.

2. Escasa objetividad en las calificaciones. Al no tratarse de una prueba objetiva, tal y como ocurre en las oposiciones de Sanidad y en el examen para MIR (Médico Interno Residente), diferentes profesores pueden calificar de modo distinto un mismo examen. Esto se agudiza en los exámenes de asignaturas en las que se incluyen redacciones o comentarios de texto.

3. Diferente grado de dificultad de la prueba. El que cada Comunidad autónoma establezca su propio currículo y elabore sus propios exámenes provoca que en un territorio se pueda conseguir mayor calificación que en otro, con la consiguiente discriminación a la hora de poder acceder a unos estudios universitarios concretos.

4. Los estudiantes se juegan su futuro en tres días. Resulta injusto que un estudiante que ha demostrado su capacidad y conocimientos al haber aprobado el Bachillerato tenga que superar en unos pocos días muy estresantes una serie de exámenes que le van a permitir o no prepararse para lo que más le gusta en la vida. En esos días no se puede caer enfermo, ni tener dolor de cabeza, ni sufrir ninguna desgracia familiar, ni nada que se le parezca.

5. Contingencia (no necesidad) de la prueba. Si la Selectividad se realiza con el objetivo de seleccionar en función de una nota a los alumnos para que puedan realizar unos estudios universitarios, dicha prueba selectiva no es necesaria, pues hay otros sistemas de clasificación más humanos y que provocan menos angustia y ansiedad.

3. Alternativa

1. Establecer unos currículos comunes para toda España en todas las asignaturas de Bachillerato, con excepción de las lenguas propias de las comunidades que las posean, en cuyo caso serían ellas mismas las que lo fijasen.

2. Establecer las calificaciones de las materias de los cursos de Bachillerato, no solo con números enteros, como hasta ahora se viene haciendo, sino con indicación de las décimas. En la actualidad no se refleja la diferencia de nota entre un alumno que obtiene un 9'0 y otro que consigue un 9'7, por ejemplo. La nota media del Bachillerato se obtendría como resultado de sumar las notas obtenidas en todas las asignaturas de 1º y 2º, dividiéndolas por el número total de ellas, con indicación de hasta la centésima. Indicando las calificaciones de este modo se lograría una más adecuada ordenación del alumnado de cara a su acceso a la Universidad.

3. Eliminar la prueba de acceso a la Universidad para todos los estudiantes de los centros públicos y concertados. La nota de acceso vendría delimitada por la nota media de todas las asignaturas de los dos cursos de Bachillerato. Al indicarse hasta la centésima, la ordenación del alumnado sería inmediata y eficaz.

4. Efectos positivos

1. El alumno podría demostrar su madurez intelectual a lo largo de los cursos de Bachillerato y no solo en tres días.

2. El alumno estudiaría con el objetivo de aprender y no habría que dedicar la mayor parte del tiempo en 2º de Bachillerato a preparar la prueba de acceso de las diferentes materias.

3. Al hacerse la media de todas las asignaturas de 1º y 2º de Bachillerato, el problema de la falta de objetividad de la Selectividad se reduciría a la mínima expresión.

4. Al impartir unos currículos comunes para toda España en todas las asignaturas de Bachillerato, en las calificaciones obtenidas para el acceso a la Universidad por cualquier estudiante, fuese de donde fuera, no existiría la actual discriminación debido al diverso grado de dificultad de la prueba y a los currículos heterogéneos.

5. Los estudiantes no se jugarían su futuro en solo tres días, sino que dispondrían de dos cursos para poder conseguir sus objetivos.

6.. Este sistema de acceso basado en la nota media de todas las asignaturas de 1º y 2º de Bachillerato con indicación de las centésimas, cumple perfectamente con el objetivo de seleccionar y ordenar a los alumnos de un modo más humano y sin tener que sufrir tanta angustia y ansiedad como las que la EBAU actual les acarrea.