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La locura del dinero en circulación

Nunca había habido tanto dinero circulando y en busca de inversiones especulativas que generen mucho más dinero: es una auténtica locura.

Circula por ahí tanto dinero que ya no se sabe qué hacer con él, y el Banco Central Europeo, según nos cuentan los economistas, ha decidido pese a todo mantener los tipos de intereses negativos.

Es decir que se obliga prácticamente a los bancos a conceder préstamos a mansalva para no tener que pagar a su vez por ese dinero y porque no pueden cobrarles a sus clientes intereses negativos: éstos lo colocarían lógicamente bajo el colchón.

Y mientras los ahorradores se ven perjudicados porque no les dan nada por sus ahorros de toda la vida, los bancos se ven nuevamente tentados a deshacerse de ese dinero, dando créditos a quienes tal vez no pueda devolverlos.

Se está alimentando así, se nos previene, una nueva burbuja en el mercado de la vivienda porque es donde invierten muchos fondos en busca de la mayor rentabilidad.

El famoso geógrafo y teórico social británico David Harvey, autor de obras como "La lógica geográfica del capitalismo" o "Diecisiete contradicciones y el fin del capitalismo" lo ve con meridiana claridad.

"Hay más dinero que nunca, una liquidez estratosférica, pero sigue concentrándose cada vez en menos manos", explica Harvey en declaraciones al diario barcelonés "La Vanguardia".

Para ese geógrafo marxista, la era digital, que se nos decía que iba a "democratizar la riqueza y el conocimiento, lo ha monopolizado todo para un puñado de billonarios tecnológicos.

Gentes como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, que no contento con explotar nuestros datos más íntimos en beneficio de la publicidad y del mconsumo, ahora quiere incluso lanzar una criptomoneda, que ha llamado Libra, para cerrar el círculo y ganar todavía más dinero con los pagos y las remesas que se hagan con ella.

Las maniobras especulativas en el sector de la vivienda hacen haya menos vecinos en el centro de las ciudades y, por el contrario, más inversores, que compran pisos de los que se ha expulsado muchas veces a quienes llevaban décadas viviendo en ellos.

"El metro cuadrado es cada vez más caro en las grandes ciudades, pero en cambio muchas viviendas están deshabitadas o sólo las habitan turistas por días", denuncia el catedrático de Antropología y Geografía de la City University de Nueva York.

Es algo que vemos todos los que vivimos en cualquier gran ciudad como Madrid, Barcelona o Berlín, y lo que ha motivado protestas de políticos y movimientos sociales.

En el caso de la caso de la capital alemana hay una campaña de recogida de firmas para expropiar por ley miles de viviendas a las grandes inmobiliarias ante el imparable auge de los precios y la escasez de alojamientos asequibles.

Preguntado por el periodista por qué no vende su piso en Nueva York y se va a otro más barato, Harvey le responde con palabras que uno también suscribiría inmediatamente: "No voy a renunciar a mi sentimiento de pertenencia y al cariño de mi vecindario para obedecer a la lógica del mercado".

Lógica del mercado que en el barrio donde vive hace que haya inversores de todas partes que compran pisos como el suyo en los que no vivirán nunca. Gente que no tiene "ningún sentimiento respecto al barrio ni a los vecinos".

Para ellos, esos pisos son "sólo unos ladrillos en los que depositar sus excedentes de dinero con la seguridad de que Nueva York siempre será seguro y valdrá cada vez más".

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