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Momentos de Alicante

El barrio que se convirtió en centro urbano

El primer convento que se fundó en Alicante fue de la orden franciscana y se construyó junto a una ermita que, a su vez, había sido levantada para adorar a una imagen de la Virgen que un leñador halló en la partida de Benisaudet, en lo alto de un pequeño monte cubierto de pinos situado a un kilómetro de la ciudad, junto a la carretera de San Vicente del Raspeig. Allí se instalaron, en 1440, nueve franciscanos.

Esta ermita pasó a denominarse de Nuestra Señora de los Ángeles después de que los franciscanos decidieran trasladarse en 1513 (según Martín de Viciana, cronista de la ciudad de Valencia) o en 1514 (según los cronistas alicantinos) al Raval Nou, situado a extramuros, junto al camino de Elche, poblado mayoritariamente por marineros, donde residían 269 del total de 623 contribuyentes que había en la ciudad, según censo del 1-10-1510.

Los trece frailes fundaron un nuevo convento en la vertiente de menor prominencia de la Montañeta, a unos 400 metros al oeste de las murallas, junto a un huerto regado por una noria. Luego construyeron una iglesia anexa, con cantera de piedra blanca y fácil de labrar que encontraron allí mismo (la piedra de la Montañeta era demasiado fuerte). El templo tenía 48 metros de largo y 15,85 de ancho. Poseía varias capillas en cada lateral, comunicadas entre sí, y como la mayor de todas, donde se hallaba el altar mayor, estaba dedicada a Nuestra Señora de Gracia, con este nombre fue conocida la iglesia. Unos años después, en 1577, fray Francisco de Juco hizo levantar una torre defensiva en la esquina occidental.

El 11 de abril de 1531 se inauguró una cruz de piedra que se elevaba sobre un pedestal de cinco gradas, situada frente a la puerta de la iglesia y en las faldas de la Montañeta, hasta cuya cúspide se estableció en 1535 un viacrucis.

Se dice que los frailes compraron aquellas tierras a los marineros, pero se desconoce el precio. Lo que sí se sabe es que recibieron muchas donaciones, empezando por los propios pescadores, que fundaron en la capilla de San Pedro su propia cofradía. Otra capilla, la de San Antonio de Padua, fue construida con las 500 libras que donó en su testamento César Escorcia. El Consejo de la ciudad también les donó el dinero que Fernando el Católico le entregó, como reintegro por los gastos que hizo el municipio en 1505 al enviar socorros a Diego Fernández de Córdoba para defender la plaza africana de Mazalquivir, así como la importante suma de dinero que el municipio recobró del préstamo que había hecho al emperador Carlos durante la guerra de Germanías.

Pero los franciscanos empezaron a recibir menos donaciones y limosnas cuando tuvieron que repartirlas con las demás órdenes religiosas que empezaron a instalarse en la ciudad. Tantos conventos se abrieron en poco tiempo, que no tardaron en surgir los pleitos.

Arrabal de San Francisco o de Nuestra Señora de Gracia

Así empezó a conocerse aquel arrabal de extramuros décadas después de que se instalaran en él los franciscanos. Al este limitaba con el barranco de Canicia y las murallas (comunicaba con la ciudad por el Portal de Elche) y al oeste con el barranco de San Blas, que desembocaba en el espacio comprendido actualmente entre la avenida Doctor Gadea y calle Canalejas.

En el lugar donde los marineros varaban sus barcas y que, tras terraplenarse el terreno, se convirtió en la plaza de las Barcas (Gabriel Miró), empezó a construirse en 1551 el Alfolí de la Sal o Casa Real para depósito de la sal procedente de La Mata (luego cárcel y ahora Correos).

El arrabal de San Francisco tenía 233 casas en 1634 y, según el cronista Bendicho, pocos años después tenía 300, con cuatro calles largas (las actuales Manero Mollá, San Francisco, Barón de Finestrat y Gerona) y dos vistosas plazas a la orilla del mar (Gabriel Miró y Portal de Elche).

En 1704 se empezaron a construir unas murallas que fortificarían el hasta entonces arrabal de extramuros. Más que murallas eran simples tapias protegidas con trincheras por el exterior. Por el norte partían desde la puerta de la Reina (dejando la antigua puerta de la Huerta en el interior) hasta la actual plaza de Ruperto Chapí, y por la calle Gerona hasta la puerta de San Francisco (situada en la actual plaza de Calvo Sotelo), para luego describir un ángulo e ir a terminar al baluarte de San Carlos, a orillas del mar, construido tras el bombardeo de 1691. El flanco sur del arrabal quedaba sin amurallar, protegido solo por el mar.

Al conservarse la muralla que corría por la actual Rambla se obstaculizaba el tránsito entre el barrio y la ciudad.

Se trazó una alameda a la salida de la puerta de San Francisco (camino de Madrid) en 1720 y se construyó un puente en 1755 para salvar el barranco de San Blas que costó 500 libras valencianas. Por entonces el barrio crecía con nuevas edificaciones y calles, razón por la cual se estableció en 1756 el trazado de las esquinas en ángulo recto y una anchura mínima de las calles.

Barrio Nuevo

Entre 1807 y 1810 las tapias construidas un siglo antes fueron sustituidas por auténticas murallas. Además del barrio de San Francisco, en el interior de este recinto amurallado quedó un amplio espacio vacío, en el que pronto se construyeron nuevas casas y se trazaron nuevas calles alargadas y rectilíneas, formándose así el conocido como Barrio Nuevo, al que se vinieron a vivir muchos vecinos del arrabal de San Antón, demolido al principio de la Guerra de la Independencia.

La diferencia de cota entre los barrios Nuevo y de San Francisco dificultaba la alineación de rasantes y la comunicación de las calles.

En julio de 1821 fueron cerrados en Alicante los conventos de los dominicos, agustinos y capuchinos; y en agosto de 1823 fueron desterrados los carmelitas y franciscanos. Y aunque la mayoría regresó durante la Década Ominosa (1823-1833), debido a la exclaustración y desamortización ordenada por Mendizábal, en 1836 se produjo el derribo de los conventos de los agustinos, carmelitas y dominicos. El de San Francisco fue convertido en cuartel de infantería (en 1850 fue ocupado por la Casa de Socorro), quedando la iglesia de Nuestra Señora de Gracia abierta al público hasta 1850, en que, ya ruinosa, fue cerrada. Fue reconstruida mediante suscripción pública y reabierta el 11-12-1859.

El edificio donde había estado ubicado el convento franciscano fue derruido junto con las murallas de la ciudad (incluida la Puerta de San Francisco) en la segunda mitad del siglo XIX, creándose la Plaza de San Francisco (Calvo Sotelo). La iglesia fue incendiada en 1936, derruida tras la Guerra Civil y reconstruida, tal como vimos en otro Momento.

En 1919, los franciscanos volvieron a Alicante, instalándose en la falda del Tossal. Su convento e iglesia (parroquia San Antonio de Padua) siguen estando actualmente en la calle Poeta Carmelo Calvo, frente a la plaza Oliveretes.

Durante la década de 1940, el de San Francisco seguía siendo uno de los 38 barrios de la ciudad. El Barrio Nuevo ya era conocido simplemente como Centro. Pero cuando en 1950 concluyó el proyecto de urbanización de la Montañeta (con la construcción del Gobierno Civil y la Delegación de Hacienda en dicha plaza), desapareció oficialmente el nombre de Barrio de San Francisco, fundiéndose con el del Centro. La zona en la que los franciscanos levantaron su convento e iglesia a principios del siglo XVI se había convertido en el centro administrativo y comercial de la ciudad.

www. gerardomuñoz.com

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