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Opinión

Juventud, divino tesoro

Seguro que todos tenemos no una sino muchas ideas sobre la juventud, y todas ellas serán aplicables a nuestros tiempos y a nuestro estado social, económico, cultural y vivencial. Unas serán antagónicas, otras similares pero ciertas según el lugar y el momento, es decir que el espacio-tiempo es muchas veces paralelo y lo digo sin intención de debate científico.

Sin embargo he escogido el siguiente pensamiento: «Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros». Estimo que al menos unos cuantos estén de acuerdo con la frasecita. Otros dirán que es una pamema,(según DRAE: «hecho fútil y de poca entidad, al que se ha querido dar importancia»). Pues no, referido a estos últimos; la pronunció uno de los mayores filósofos griegos, allá por el siglo V a. de C., un tal Sócrates. ¿Les suena?

En resumen, que hace unos 2.500 años ya se parecían los jóvenes a los de hoy. ¡Y luego dicen que hemos evolucionado! Ahora bien ni todos son así ni todos hacen lo mismo. No se alarme que si está leyendo esto, es suficiente para estimar que Ud. o los jóvenes bajo su influencia no son como se refería el maestro de Platón.

A pesar de ello quisiera referirme a los valores humanos con los que pueden acceder para sí, o para terceros, desarrollados por Fernando Reinlein, destacando 7 de ellos: «Honestidad, sensibilidad, gratitud, humildad, prudencia, respeto y responsabilidad». Todos ellos enriquecidos por una formación y cultura adecuadas.

Y a esta última frase me quiero referir para hacer una connotación de conocimientos hechos por la TV 6 a unos jóvenes, seguramente de la LOGSE (iniciada en 1990), y emitida el día 4 del corriente a las 22:04 horas en el programa El Intermedio. La pregunta que les hacían, a título personal y en distintos lugares era referida a la figura de Franco, tales como a quien dejó como sucesor, cómo murió o cómo gobernaba. Y daban cuatro opciones elegibles entre las que se encontraba la verdadera distanciada de las otras, en cuanto a sentido y realidad.

Entresaco algunas respuestas de los «sesudos» jóvenes entrevistados: «Dejó como sucesor a Santiago Carrillo», «murió asesinado por la CIA estando con su esposa», «que bajo su mandato había partidos políticos» y «que estaba mal vista la música heavy».

«¡No et fot!», diría un catalán. Cada uno puede decir otra cosa.

Y a jóvenes y jóvenas (Carmen Romero en 1997 y la diputada regional por Madrid de Podemos, Lorena Ruiz-Huerta, y es que se ve que no fueron a clase el día que explicaron que las palabras tienen género y no sexo), que piensan, sienten o creen lo que decían los «forjadores de la nueva historia» es a quienes me quiero referir en vísperas del verano, de las fiestas de San Juan y sobre todo en las ilicitanísimas fiestas de agosto.

Y deseo hacerlo desde una cuestión que en Elche no se ha solucionado del todo, y que es difícil de erradicar por completo, pero sí se puede no solo intentar sino conseguir, mediante una planificación adecuada, un desarrollo sistematizado y unas correcciones temporales ante una autoevaluación no satisfactoria: el botellón y sus consecuencias.

Dos principios básicos hay que tener en cuenta para su resolución: la prevención mediante la educación de niños y jóvenes y la actuación ante los actos punitivos legislados. Personalmente, como educador me inclino por el primero de tal forma que tan solo se ejecutaría el segundo hasta que desapareciera por el convencimiento personal de los que recibieran las orientaciones y enseñanzas precisas enmarcadas en un currículo docente. Y para empezar no sería superfluo el llevar a cabo unas charlas al alumnado a partir de la Educación Secundaria Obligatoria exigibles a la Generalitat, la Dirección Territorial de Enseñanza o a cargo del propio Ayuntamiento, así como la creación de las existentes «Escuelas de Padres», ínfimamente utilizadas por falta de apoyos corporativos.

Cierto es que nuestro Ayuntamiento el año pasado «apostara por unas fiestas libres de alcohol», organizando la primera «Barraca Sin Alcohol 0,0» para el 14 de agosto (Nit de la Roà) en el patio del C.E.I.P. Luis Cernuda.

No quiero ni pensar que con esto se solucionara el problema «enquistado' del botellón, por su exigua capacidad y por lo limitadísimo de tiempo. ¿O es que acaso sólo hay que quedar bien con el pueblo en momentos puntuales? ¿No es más lógico e incluso exigible que existiera una planificación seria y efectiva? «¡Amos, acho, ya va bien!», diría un murciano. Usted también puede decir lo que quiera.

Y es que quiero marcar alguna de las causas por las que «cae» parte de nuestra juventud en esta malhadada costumbre y son: la imitación, (en las reuniones sociales los mayores beben alcohol), empujados por el grupo social en el que se inserta (alcohol y tabaco como ritual de iniciación en el grupo), problemas emocionales y sociofamiliares (bebiendo los olvida). Al mismo tiempo la sociedad y los medios de difusión refuerzan estas conductas ya que se publicitan las bebidas alcohólicas, asociándolas al éxito, el atractivo personal y otros valores.

Las causas en primer lugar, (según Celia Varona en un artículo del 11 de febrero de este año) «es que no existe un ocio alternativo, llamativo y barato que pueda atraer a los jóvenes de la misma manera, aunque lo difícil es advertir e intentar crear una capacidad crítica y hacernos consecuentes de nuestros actos». Y junto con ella digo que «algo está fallando desde hace mucho tiempo».

Además, la Asociación de Juristas contra el Ruido critica a las administraciones, (sobre todo a las locales) por sufrimiento que padecen los ciudadanos afectados a causa del botellón por los ruidos y vibraciones producidas por personas, música, gritos e incluso coches discoteca a todo volumen. Además de esto hay que tener en cuenta la suciedad que dejan en el territorio, con residuos, basura, cristales e incluso en calles céntricas de nuestra ciudad, vómitos y orines.

Y es que a todos nos ampara la Constitución Española (artículos 15, 18.1.2. y 45), el art. 8 del convenio Europeo de Protección de los Derechos y Libertades Fundamentales de 1950, la Ley Orgánica 4/2015 que recoge las infracciones graves en su art. 36.16 y las leves en el 37.7 y 17, así como el art. 28.5 de la Ley 37/2003, el 25.2 b) y f) de la Ley 7/1985 y otras leyes anteriores pero vigentes.

Por todo ello es de esperar que se tenga la voluntad de prevenir y por ende de erradicar «el botellón, los macrobotellones o botellódromos, el binge drinking o alcohol en atracón, asociados en alto porcentaje al consumo de drogas o policonsumo».

Confiemos que sí. Aunque hay un refrán sacado de la sabiduría de los abuelos que todos tenemos o hemos tenido. Y es el que salió de una ocasión en que unos muchachos hicieron una trastada a unos vecinos y echaron a correr, todos menos uno y un amigo suyo le gritó «¿por qué no corres?», a lo que respondió el chico: «¡Yo estoy rezando para que no me peguen los que os persiguen!», a lo que contestó el primero: - «Tu reza y no corras y ya verás cómo te muelen a palos». O lo que es lo mismo: «A Dios rogando y con el palo dando».

De ahí mismo este artículo.

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