"Los dioses me pusieron sobre vuestra ciudad como un tábano sobre un caballo: para picarle y mantenerlo despierto", atribuyen a Sócrates estudiosos de su filosofía. No sé si en su tiempo la frase se refería al humor o a su sentido crítico. Samuel Taylor Coleridge, el crítico y poeta británico, afirmaba que "no hay mente que pueda considerarse bien organizada si le falta sentido del humor". Acudo a tan dispares autores para explicar mi discrepancia con la decisión de suprimir las viñetas críticas y humorísticas tomada por el prestigioso diario 'The New York Times'. Un dibujo en el que el presidente Donald Trump llevaba atado un perro con la cara de Benjamín Netanyahu, primer ministro israelí en funciones, realizado por el dibujante portugués Antonio Moreira Antunes, publicado en la revista lusa 'Expresso' y reproducido el primero de abril por el diario neoyorkino ha sido la causa esgrimida para tomar tan drástica medida. En un comunicado publicado por el responsable de sus páginas de opinión, James Bennet califica al dibujo como antisemita y anuncia que a partir del próximo 1 de julio dejarán de publicar viñetas, al tiempo que agradece el trabajo de Patrick Chappatte y Heng Kim Song pero que ya no publicarán más dibujos en sus páginas.

"Tradicionalmente se mata al mensajero aunque te mate de risa", decía el humorista catalán Carles Romeu cuando comentábamos este hecho. Personalmente recordaba en mi tesis de final de carrera sobre el humor político en la prensa española en los oscuros tiempos del franquismo que "cuando murió John Leech, caricaturista británico, el primer ministro Disraeli, víctima de su aguda pluma, le concedió una pensión oficial a su viuda". La realidad hoy es otra. Decía Javier Cuervo días pasados en estas páginas de LA NUEVA ESPAÑA que "al retirar las caricaturas, 'The New York Times' amputa una parte de su periodismo". La decisión del diario norteamericano le da la razón al crítico José Monleón cuando hace medio siglo hablaba de "humor domesticado" mientras Chumy Chúmez definía el chiste como "un reflejo de la vida".

Cuando le preguntaron al humorista catalán Tisner (Aveli Artis-Gener) qué era la política contestó que según su enciclopedia es el "Arte de gobernar y dar leyes para mantener la tranquilidad y seguridad públicas, y conservar el orden y buenas costumbres". Parece difícil encajar tal definición en estos días en Estados Unidos pero da la impresión de que el diario de la Octava Avenida "ha perdido la venia", que diría Julio Cebrián. Al menos, parte de su credibilidad. O como señalaría Cesc (Francisco Vila), el humorista de la poesía sin palabras, ha perdido "lirismo".

En fin, he trabajado en diarios amenazados, he escrito artículos sobre atentados ideológicos a la prensa. No hubo renuncia alguna a restringir informaciones. En el dibujo calificado de "antisemita" (no anjudío o antisionista) de Moreira Antunes no veo peligro de amenaza, ya que como recordaba Cuervo semitas son también los palestinos. Quizá todo sea una mera disculpa. Pero vuelvo a Coleridge: "En política lo que comienza con miedo suele terminar con insensatez". Larga vida a Mortimer, Pablo García, Montecruz...