Esto de la Nube no es más que una especie de símil porque ni es que yo esté alelada -al menos eso creo- ni tampoco me refiero a esa especie de "señor" que se dedica a manejar a su antojo aquello que nosotros almacenamos en nuestros ordenadores creyendo que ese no es un espacio privado y personal, pero lo es. Pues ese "señor", de vez en cuando, nos trasiega nuestros "papeles", fotos, documentos..., y nos avisa a toro pasado de que "todo lo nuestro está ordenado en la nube". Y yo me pregunto -solo para mis adentros- quién le ha dado vela en este entierro. No hallo el modo de concordar con estas máquinas perversas. Es evidente que ya soy de otros tiempos...

Pero esta no es tampoco la nube a la que me refiero, hay otra, y es algo más pedestre. Verán: la comunidad en donde vivo decidió cambiar el ascensor, ya poco fiable por longevo, y el trasiego del cambio va a durar dos meses dos, o incluso algo más; eso supone para los que andamos damnificados por la edad el estar enclaustrados todo ese tiempo sin poder pasear un rato por las calles junto a nuestros conciudadanos aunque respiremos el carburante de tantos coches, por lo que no podré bajar y permaneceré como en las nubes. Y no es mi caso solo, porque me acabo de enterar de que hay cientos de hoy ancianos que compraron casa cuando eran jóvenes -valientes pero poco solventes- y evitaron el ascensor para abaratar costes. Hoy usan ya bastón y siguen siendo económicamente débiles, pero ayudados por sus hijos deciden instalar el elevador. Y ahí los tenemos, desangelados mirando con nostalgia la calle por donde camina la gente hablando unos con otros, conversando...

Las entidades que se dedican eufemísticamente al bienestar social, o aquellos que ganan un buen pastón con la cosa, dicen que eso no les incumbe, que no es su problema. Los que ya entramos en la cuarta edad miraríamos al cielo por si acaso hay Dios. Porque aquí abajo...

En fin..., por lo que a mi concierne, y aprovechando esta "guerra", pues no hay mal que por bien no venga, me he pertrechado de libros -como dice un amigo, en demasía- y me he encasillado en mi personal nube, por lo que me doy cuenta de lo conveniente que resulta un buen retiro para retomar la serena perspectiva que uno pierde cuando afuera jarrea. Hemos tenido ya demasiados avatares últimamente. La sociedad, en la que habito con ustedes, ha estado conmocionada hasta el extremo de andar preguntándose "a quién votar", nos han dejado huérfanos de proyectos, objetivos, esperanza..., un desconcierto desestabilizante entre los que tenemos pocas veces voz.

Por eso este espacio de paz es conveniente aprovecharlo para sosegar los ánimos. Hubiera sido más gratificante un claustro medieval o renacentista, pero tampoco está nada mal el "solar" en donde uno tiene todas las pertenencias que componen su memoria, que al fin es lo que somos. Vale la pena, es un buen consejo este que les doy. Pero siento en el alma que este no sea el caso de los viejos a quien solo les calma la comunicación con sus iguales.

En fin..., a mi alrededor tengo el material de guerra que he escogido para que me acompañe en estos meses, esperados primero con temor y ahora que ya está sucediendo, con placer. Tengo viejas glorias a mi alrededor, por ejemplo el inefable Quijote que voy a releer de un tirón con sosiego, una lectura varias veces pospuesta; o aquel "Enamorado de la Osa Mayor" que nos apasionó en nuestra adolescencia -¿me defraudará?-, o "El idiota" que es un valor seguro, o el apasionante tema de los Neandertales, cuyo misterio sigue sin estar del todo descubierto, y etc.... Espero, en agosto, no echar de menos a los ascensoristas. Aunque los otros pobres viejos...

Manos a la obra: "En un lugar de la Mancha... "

P.D. Querida Laura, por si me lees: Te conozco y sé que todo lo que atañe al dolor humano, lo haces de tu incumbencia. Adelante con tus principios ahora que puedes.