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Mascletà política

El presidente y candidato a seguir dirigiendo la orquesta gubernamental quiere presentarse a la investidura aunque no tenga los apoyos atados y bien atados. Si así fuese, el objetivo sería presionar a los demás para que cada uno se retrate. La música festiva sigue en marcha. Y la mascletà diaria continúa su rumbo. La máquina de inventar frases trabaja con el fin de servirlas en bandeja a los socialistas. Una de las últimas adquisiciones es la «geometría permanente», que traducida quiere decir llegar a acuerdos nacionales con la derecha y tomar medidas sociales con Unidas Podemos. No sé si lo uno y lo otro es más o menos compatible, pero esa es la idea de la moderación y la centralidad que esgrimen Pedro Sánchez, Ábalos y los suyos. Pablo Iglesias quiere hacer su plantà en el «Gobierno de cooperación», otra de esas frasecitas que pegan fuerte para evitar lo de «Gobierno de coalición». Sin embargo, el PSOE y las clases dominantes, que juegan a ser el apuntador en esta opereta nacional, no quieren. Podemos reivindica que sí se puede estar e intervenir más directamente en la toma de decisiones. Porque no se fía de los fuegos artificiales de Sánchez para el desarrollo de una verdadera agenda progresista sobre cuestiones de trabajo, vivienda y suministros. No se sabe aún si habrá acuerdo programático sobre la base del acuerdo presupuestario que firmaron en octubre de 2018, guía de la actual negociación entre ambas partes, que pueda conducir al fuego purificador de una nueva política y a la cremà de los trastos viejos en la hoguera.

Los ninots de Pablo Casado y Albert Rivera (por ahora) no facilitarán que haya un Gobierno. Rivera refuerza a Casado con sus actitudes, y Vox tampoco va a ser el ninot indultat de este año. Si Sánchez e Iglesias ponen la cooperación en órbita habrá una pugna sobre qué medidas tomar o no tomar y por quién suma más puntos en la competición. ¿Nueva reforma laboral o derogar sus aspectos más lesivos? ¿Nuevo Estatuto de los Trabajadores que acabe con la temporalidad, la precariedad y la brecha salarial que separa a hombres y mujeres? ¿Intervención del mercado del alquiler para evitar abusos? O la imprescindible y tardía transición ecológica en favor de las energías renovables. No obstante, el presidente en funciones pretende aprovechar el desgaste de la veleta de Ciudadanos por sus pactos locales y autonómicos con PP y Vox. Sánchez lanza su ofrenda de flores y está dispuesto a no demorar mucho la despertà de la investidura y a coger la manguera de la banyà para sofocar el ardor existente con un «Gobierno autónomo». Como ven, las contradicciones van por barrios y están a la orden del día. La población espera, y la mascletà política hace ruido.

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