Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El segundo mandato

Sin siquiera haber tomado posesión, algunos gestos del presidente de la Generalitat en funciones, Ximo Puig, están transmitiendo síntomas del síndrome del segundo mandato, esa fase de gobierno que releva a un primer periodo de administración con más aplausos que pitos y que, de repente, entra torpemente en terrenos pantanosos por voluntad propia, a pesar de las numerosas señales en el camino que indican vías alternativas para no acabar en la ciénaga.

En la fase previa a las negociaciones de según qué gobiernos, el trato a la provincia de Alicante, siempre delicado si las decisiones se toman en Madrid o en València, parece sacado de una partida de juego de mesa. Los socialistas ofrecieron a Ciudadanos la Alcaldía de Alicante a cambio de la Diputación para, al día siguiente, revertir el trueque, dos movimientos que por su singularidad amenazan con poner sordina a las buenas vibraciones que el Consell del Botànic ha transmitido a esta provincia desde 2015.

La historia es un manual de aciertos y errores de los gobernantes y Puig afronta su último mandato. No hay más que echar un vistazo al pasado para rememorar las segundas vueltas de Zapatero, de Aznar o de Camps, y la concatenación de errores que suceden a cuatro primeros años con más luces que sombras. Lejos de echar por tierra la labor realizada, el líder socialista debería abonar el terreno a su «heredero» en la próxima lista autonómica y procurar otra victoria de la izquierda.

Sin embargo, la lucha de poderes y los desencuentros habidos con su hasta ahora socia de gobierno y vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, y con el otro tercio del Botànic, Podemos, vaticinan una legislatura cuyo arranque al trantrán predice la necesidad de más argamasa para consolidar acuerdos. Hace cuatro años, con menos votos para la izquierda, las generosas concesiones del tripartito repercutieron en el beneficio general de la Comunidad. No debería ser diferente ahora, salvo que en este segundo mandato, el bienestar general pierda peso en la balanza frente a intereses personales y de partido.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats