Faltan cuatro días para la constitución de las nuevas corporaciones municipales, surgidas de las últimas elecciones locales, y en muchos pueblos de España la cosa está que arde porque no se sabe qué puede pasar, ya que los pactos no dan para muchas alegrías a aquellos partidos que se consideran vencedores en los comicios. Pero a mí no es que me importe mucho lo que pase en el resto de ciudades, pueblos y aldeas de la piel toro que habito -parafraseando el título de una de las pelis de Pedro Almodóvar, aunque no soy muy amante de su cine-, sino que lo que me interesa es lo que puede pasar en Orihuela, puesto que en mis otros dos pueblos, Cox (el de nacimiento) y Elche (el de adopción) la cosa parece clara y, en el primero, el PP, con Antonio Bernabéu, recupera la Alcaldía con mayoría absoluta, mientras que, en el segundo, Carlos González mantendrá, con o sin socios, el gobierno.

En Orihuela, ¡unos por otros, la casa sin barrer!. Parece que la cosa, a día de hoy, no pinta bien y que vamos abocados a una especie de «cada uno en su casa y Dios en la todos», referido a la casona del marquesado de Arneva, porque, en modo estreñimiento, todos quieren y nadie puede, aunque alguien podría empezar a tener los retortijones previos a una diarrea de las que harán época, ya que el poder se le puede estar escapando como el gua entre los dedos. Ciudadanos se ha cerrado en banda y, me dicen, le ha dado con la puerta en las narices al «emisario/negociador» del PP. Me aseguran que, con sus votos, nunca harán alcalde a Emilio Bascuñana, lo que me recuerda lo que, en su momento, dijo el liberal Pedro Mancebo -que tenía como segundo al hoy diputado Joaninasi López-Bas- sobre la posibilidad de que Mónica Lorente fuese alcaldesa con el apoyo de Clr Monserrate Guillén, que fue el menos votado en las urnas, terminó sentándose en el sillón del despacho principal de la Esquina del Pavo, por obra y gracia de la, entonces, todopoderosa Antonia Moreno, que pergeñó una solución salomónica que, ante los egos de unos y otros, muchos entendieron como la menos mala. ¡Hombre!, sería muy fuerte que esto volviera a pasar en la Muy Noble y que el alcalde fuese Carlos Bernabé -ya no sé si se escribe con o sin -K-, aunque todo es posible en la viña del Señor, y más si hablamos de una Orihuela que, en muchos aspectos, parece empeñarse en empreñar al personal sin venir a cuento, como el chiste del gallego que pide a sus hijos ser enterrado en Vigo si muere en Santiago o en Santiago si, por el contrario, falleciera en Vigo, y todo ¡por joder!.

Cambiemos son los únicos que han expresado abiertamente su apoyo a la sosiata Carolina Gracia para la Alcaldía con la idea de «impulsar políticas progresistas», como decía el desaparecido Paco García Ortuño, aunque luego hacía «lo que se le ponía en los mismísimos», como diría mi amigo y ex compañero Tito San Emeterio, porque para eso estaba arrimao al poder. ¡Y todos tan amigos!. Lo que pasa es que José Aix, que ha dicho más de una vez que no le haría ascos a un pacto con el PSOE para gobernar, no quiere a «Calorina» como compañera de viaje o, en todo caso, no le importaría llevarla en el asiento de atrás, nunca en el del copiloto.

PP tiene nueve asientos en el salón de plenos, que unidos a los dos de Vox, suman once. Cs tiene cinco, que con los seis de PSOE dan once escaños. ¡Empate!. Así las cosas, Cambiemos tendría la llave, aunque en ningún caso -¡no lo veo ni en la peor de mis pesadillas!- apoyaría a Bascuñana, a quien, en cualquiera de los supuestos que se den, quieren ver en la oposición, cosa harto complicada porque «antes muerta que sencilla», que cantaba la niña María Isabel, «la del baile del gorila», o lo que es lo mismo «dimitiría antes que sentarse en la bancada de enfrente», supongo, porque él nació para ser líder no oposición. Aix, según me cuentan, asegura tener plena libertad de acción por parte de los gerifaltes «siudadanos» para hacer o deshacer lo que le venga en gana, pero parece claro que «todo pasa por amarrar la Alcaldía ", ¡que no se negocia!; ¿ta quedao claro?. Sea como sea, y de momento, ¡unos por otros, la casa sin barrer!.