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Momentos de Alicante

UGT Alicante: República y Guerra Civil

Tras la proclamación de la II República, el nivel de vida de los trabajadores españoles mejoró notablemente, pero la conflictividad laboral también aumentó.

La alianza republicano-socialista triunfó en las elecciones municipales de Alicante celebradas el 12 de abril de 1931. Entre los concejales elegidos había socialistas que habían desempeñado cargos relevantes en la UGT: Ángel Martínez Torregrosa, Rafael Sierra Bernabeu, Vicente Martínez Sansano y Manuel González Ramos. La misma alianza venció en las elecciones generales siguientes, formándose un Gobierno en el que participaron socialistas como Francisco Largo Caballero, que se hizo cargo del Ministerio de Trabajo.

A partir de entonces, la UGT se opuso a cualquier tipo de conflictividad laboral que no tuviera causas muy justificadas. Rechazaron los socialistas muchas de las huelgas planteadas por la CNT porque las consideraban contrarias a los intereses de los trabajadores y con objetivos laborales inalcanzables. Después de perder los jornales correspondientes a los días de paro, los obreros se reintegraban a sus puestos de trabajo sin haber obtenido ninguna de las reivindicaciones planteadas. Por otra parte, la proliferación de huelgas ponía en riesgo la consolidación de la República.

La actitud de la UGT era favorable a la negociación, puesto que a través de los jurados mixtos (implantados en 1931) y con el apoyo del Ministerio de Trabajo dirigido por Largo Caballero, las reivindicaciones obreras solían encontrar generalmente una satisfacción.

Pero lo cierto es que, en los conflictos laborales, los trabajadores solían perder más que ganar. Así ocurrió en Alicante en el primer bienio republicano, donde el Gobierno Civil favoreció casi siempre a la patronal y tomó represalias contra los huelguistas.

Dos huelgas con resultado distinto

El 17 de octubre de 1931 el Sindicato de Ferrocarriles de Andaluces y Sur de España inició una huelga, secundada en Alicante por todos los trabajadores. Mientras en algunas provincias andaluzas los ugetistas buscaron rápidamente vías de solución para no desestabilizar al gobierno republicano, en Alicante sus compañeros se mostraron contrarios a abandonar la lucha, encabezados por afiliados a la CNT. El conflicto se prolongó, pero al final los trabajadores se reincorporaron al trabajo sin haber conseguido ninguna de sus reivindicaciones.

El 29 de febrero de 1932 los obreros portuarios de Alicante iniciaron una huelga que muy pronto tuvo efectos negativos al dar los armadores la orden de que los buques se saltaran la escala alicantina y de que salieran del puerto los vapores que esperaban para cargar y descargar mercancías. El Gobierno Civil solucionó el conflicto al imponer a los consignatarios unas condiciones aceptables para los trabajadores. El 10 de marzo concluyó la huelga.

Radicalización y crecimiento

Tras dos años de gobierno en coalición con los republicanos, los socialistas temían que la aguda crispación social generada por la desfavorable coyuntura económica le restara apoyos entre los obreros, a pesar de las positivas realizaciones emprendidas.

La salida del Gobierno de los socialistas incrementó su influencia sobre los trabajadores. En Alicante, la noticia fue acogida por los ugetistas con alivio. En la provincia, la UGT había experimentado una masiva afiliación, especialmente en el sector agrícola.

La victoria de la derecha en las elecciones de 1933, los obstáculos impuestos por el nuevo Gobierno para el normal desenvolvimiento de las actividades sindicales, y el auge del fascismo en Europa y su temor a que llegara a España, radicalizó a la UGT y al PSOE. Esta radicalización fue promovida por el sector liderado por Largo Caballero, enfrentado al moderado de Besteiro y al de Indalecio Prieto, partidario de una colaboración con los republicanos de izquierda. En Alicante, este enfrentamiento se personalizó por un lado en los diputados moderados González Bravo y Rodríguez de Vera, y por el otro en Rodolfo Llopis Ferrándiz, que encabezaba a quienes se identificaban con una actitud más revolucionaria.

El 10 de septiembre de 1934 se constituyó en Alicante la Alianza Obrera, formada por socialistas, comunistas y los Sindicatos de Oposición de la CNT.

Las posiciones pro revolucionarias de Largo Caballero se impusieron en el partido y en el sindicato socialistas, con el objetivo no tanto de organizar una auténtica revolución, sino de obligar a dimitir al Gobierno de derechas y anticipar las elecciones. La UGT convocó una huelga general en octubre de 1934, que desencadenó una revolución que tuvo su punto más conflictivo en Asturias. En Alicante fue clausurada la Casa del Pueblo, dirigentes ugetistas fueron encarcelados y se produjo una profunda división entre los socialistas. En septiembre de 1935, el diputado González Bravo fue expulsado de la Agrupación Socialista alicantina, dirigida por el sector liderado por Largo Caballero.

Guerra Civil

El 18 de enero de 1936 fue constituido el Comité Provincial del Frente Popular, compuesto por representantes de la UGT, PSOE, Unión Republicana, Izquierda Republicana, Partido Comunista y Partido Sindicalista. Rodolfo Llopis y tres socialistas más ocuparon puestos entre los ocho primeros de la candidatura a las elecciones a Cortes, que se celebraron el 16 de febrero con el triunfo del Frente Popular.

Nada más producirse el pronunciamiento militar del 18 de julio de 1936, UGT y CNT convocaron una huelga general que se desarrolló durante cinco días.

Durante la Guerra Civil, numerosos ugetistas engrosaron las milicias que lucharon contra los sublevados. UGT creció considerablemente al unirse a ella muchos comunistas y ser imprescindible para los trabajadores tener su carné o el de la CNT. Se realizaron diversas colectivizaciones, se incautaron edificios y varios obreros ocuparon cargos municipales, como el comunista Rafael Millá, que fue alcalde mientras presidía la Federación Local de Sindicatos de la UGT.

Clandestinidad y exilio

Durante los primeros años de la dictadura franquista, mientras los dirigentes de la UGT se reorganizaban en el exilio y se celebraba el primer congreso en Toulouse, en el interior del país trató el sindicato de mantener cierta estructura en la clandestinidad, fuera y dentro de las cárceles, hasta que, finalizada la II Guerra Mundial, se comprobó que los países vencedores no iban a actuar contra el régimen de Franco.

Tres décadas más tarde, en las postrimerías del franquismo, había unos pocos ugetistas alicantinos sin apenas actividad. La implantación de la UGT en España seguía siendo escasa y su decisión de no infiltrarse en el Sindicato Vertical la situaba en inferioridad de condiciones con respecto a CC OO y USO, que participaban en las elecciones sindicales al mismo tiempo que actuaban clandestinamente.

La conflictividad laboral aumentó entre los años 1973 y 1975, pero UGT continuó boicoteando las elecciones sindicales celebradas en este último año. El sindicato socialista se hallaba reorganizándose en Alicante.

www.gerardomunoz.com

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