Es una decisión complicada que seguro que no convencerá a todos, o mejor dicho cabreará a muchos, hagan lo que hagan. Habría miles de alicantinos que aplaudirían la decisión de trasladar a otro sitio las mascletàs y así proteger uno de los pocos iconos que tiene la ciudad de Alicante: su emblemática fuente de los Luceros. Pero igualmente serían otros tantos los miles que celebrarían la decisión de mantenerla en ese lugar mágico en que se convierte la plaza y sus alrededores cada vez que se dispara una mascletà. No es fácil. ¿A quién quieres más? ¿A papá o a mamá? El carácter alicantino lleva a pensar: «Y no pueden ser las dos cosas? ¿Mantener las mascletàs en Luceros y conservar como es debido la fuente? Por otro lado, ¿garantizaría la adecuada conservación de la obra de Bañuls que se disparen las mascletàs en otro lugar o sería necesario también reubicar la estación del TRAM que los técnicos también responsabilizan del deterioro del monumento? El debate no es nuevo, de hecho ya en 2014 se decidió trasladar el espectáculo pirotécnico a la plaza de la Estrella, junto al Corte Inglés, pero los problemas con el tráfico, los autobuses, la estación del AVE y los patrocinadores hicieron al final que se optara por proteger las figuras y mantener las mascletás en Luceros. La decisión, que un principio pareció convencer a la mayoría, se ha visto del todo ineficaz, aunque han tenido que ser los daños causados por un vándalo los que hayan sacado a la luz que la fuente está, en palabras de la restauradora municipal, Luisa Biosca, «llena de grietas» y que «deberíamos mimarla más».
