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Madrid no es rompeolas de todas las Españas

No, Madrid no es "rompeolas de todas las Españas", como lo calificó, en célebre verso, el republicano Antonio Machado. La capital del Reino ha caído bajo el control de la triple derecha. Así lo han decidido los ciudadanos.

Tuve un pálpito de que eso ocurriría mientras acudía a votar a primera hora del domingo en la zona donde vivo, próxima a la Ciudad Universitaria, y que algunos la llaman "el pequeño Vaticano".

Sus calles están flanqueadas de colegios universitarios y escuelas privadas, en su inmensa mayoría, por no decir todos, propiedad de órdenes religiosas. La dictadura franquista le cedió al parecer a la Iglesia esos terrenos en la inmediata posguerra.

Era la hora del café con churros y por las calles uno veía sobre todo parejas mayores, algunas con su "ABC" y "La Razón" bajo el brazo, además de muchas monjas con o sin hábito. Iban a votar tras asistir, madrugadoras, a misa, me dijo una vecina con la que me topé por el camino. Entonces tuve el fatal presentimiento.

Madrid, sabemos hoy tras las votaciones del domingo, no es "rompeolas de todas las Españas". Tampoco, es cierto, aquel poblachón manchego, como lo llamó Mesonero Romanos. La capital del Reino se ha convertido en una ciudad abierta al mundo, pero también objeto de la especulación urbanística y de todos los pelotazos.

Tras un breve período en manos de la izquierda, Madrid ha vuelto ha vuelto a la derecha, esta vez, triple derecha, que aquí sí suma. Y la culpa la ha tenido una vez más la división de una izquierda que parece incapaz de aprender de sus errores.

La división de una izquierda más atenta a la teoría política tal y como se enseña en las Universidades donde muchos de sus representantes estudiaron e incluso dan hoy clase que al pálpito de la gente de la calle.

Y que en ningún momento tuvo en cuenta la torticera utilización que ciertos medios, siempre los mismos, iban a hacer de sus errores, de sus imperdonables ambiciones personales y continuas peleas internas.

Una izquierda que quiso un día "asaltar los cielos" y que, como el Faetón del hermoso mito griego, perdió, en su juvenil imprudencia y su soberbia, el control de la cuadriga.

A partir de ahora ya no sólo la Comunidad, sino también el Ayuntamiento de la capital estarán en manos de una triple derecha, que quiere iniciar desde aquí la reconquista del Reino.

Y lo más significativo es que un partido que se dice liberal, europeísta y moderno como Ciudadanos, que podría de alguna manera centrar el gobierno de ambas instituciones prefiera por cálculos electoralistas aliarse, igual que en Andalucía, con la ultraderecha franquista que con el PSOE de su denostado Pedro Sánchez.

Que lo haga el PP de Pablo Casado y José María Aznar tiene su lógica, porque Vox es sólo como el hijo pródigo que tal vez un día volverá a la familia, pero muchos de los votantes de Ciudadanos esperaban seguramente otra cosa del líder de ese partido. ¡Cataluña y el sueño de la razón producen monstruos!

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