Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La andanada

Entre lo mucho y lo diverso

Bellido ya dio la talla de lo que se puede esperar de él durante su participación en el tripartito de la desilusión

Las cosas del directo son como son. Un parón por exigencias del guion es esta andanada y, de acuerdo con Murphy y su ley irrefutable, de repente pasa todo y de todo en esos días. Mucho y muy diverso. Así que vamos por orden, quizá no exactamente cronológico, pero al menos memorístico. Y dejaremos el incipiente San Isidro para próximas entregas.

Pasó, por ejemplo, que un torero que hace seis meses casi nadie conocía, y hace dos semanas tampoco, pisó la arena de la Maestranza el 10 de mayo para darle prácticamente la vuelta al toreo. En quince minutos expurgó con las yemas de los dedos todas las exageraciones de la tauromaquia de las últimas dos décadas: el trapaceo cuantioso y seguido pero no rematado ni vaciado, la circularidad tramposa del redondo ensamblado pero no ligado, la artificiosidad engañosamente barroca de la figura forzada y anquilosada... Todos los defectos de la modernidad los desdeñó Pablo Aguado para revelar la naturalidad y la medida, el muletazo intenso por sencillo, la cintura garbosa que acompaña la embestida, el renacimiento de la gracia repajolera que siempre ha encandilado a Sevilla y ha definido no solo un estilo, sino una filosofía del toreo. «El divino secreto natural de la gracia», ese verso alejandrino de Rafael Duyos dedicado a Manolete, define la propuesta del novísimo torero sevillano. En el feudo de Morante, ante sus mismas barbas y frente a la culminación de la modernidad de Andrés Roca Rey. A lo grande.

Pasó también la presentación de los carteles de la próxima feria de Hogueras, donde el propio Aguado revaloriza uno de los carteles. Ya se explicaron puntualmente en estas páginas. La empresa apuesta el tirón de la taquilla al dúo Manzanares-Roca Rey. Ojalá funcione y se vean los tendidos llenos. Como cada cual lleva su feria en la cabeza, nos abstendremos de valorar. Que hable el aficionado, que al final es lo que cuenta.

Y ha vuelto a ocurrir también, por desgracia, que la política ha ninguneado la tauromaquia en su discurso. Los alcaldables de diversos partidos, en entrevistas-chat realizadas en la web de este periódico, se han ido retratando en cuanto a la pregunta concreta de si prohibirían las corridas de toros. Natxo Bellido, de Compromís, se tapó, pero poco: «No, es competencia estatal. Pero ni un euro público a los espectáculos que maltratan animales». Una mentira, por mil veces que se repita, nunca será verdad. Al toro no se le maltrata: se le lidia y se le mata. Pero Bellido ya dio la talla de lo que se puede esperar de él durante su participación en el tripartito de la desilusión. Y el pasado jueves, en el nonagésimo nono aniversario de la muerte de Joselito, el Rey de los Toreros, el candidato socialista a la alcaldía de Alicante, Francesc Sanguino, afirmó: «No creo que sea el problema prioritario de Alicante». Pues nada, oye, qué bien. Una manera muy sutil de colocarle a la tauromaquia la etiqueta negativa. Porque no será prioritario, pero sí un problema, según ese criterio. «Un proyecto de toda la izquierda», había declarado en otro momento. No será de la izquierda tolerante, amplia y diversa, respetuosa y libre. Perdieron ambos candidatos una oportunidad maravillosa de aclarar que, en caso de gobernar, lo harían para todos los alicantinos, sin cercenar sus libertades ni tratar de imponer dogmas, sean o no de asuntos prioritarios. Hay que empezar a rebelarse contra el intento de exterminio cultural que está sufriendo la tauromaquia. Desde la derecha y la izquierda.

Y no podía caer en el olvido que también tuvo lugar otro acto cultural la tarde del pasado 9 de mayo. La Tertulia Taurina Amigos de Nimes organizó en el Museo Taurino la presentación del libro Días de vino, tardes de toros, de nuestro compañero José Luis Barrachina, una sabrosa obra divulgativa que aporta una visión mediterránea pancultural tanto de la historia del toro como de la del néctar de los dioses. Vino y tauromaquia, tanta cultura, ¡claro que sí!

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats